Cada vez que se celebra una boda real, todos los ojos están puestos en las reinas y princesas protagonistas de ese día. Y es que, además de, por supuesto, querer enterarnos de quiénes son los invitados al enlace real, también queremos saber cómo será el vestido de novia de la princesa o reina en cuestión.
Si esto ya nos ocurre con novias de a pie, mucho más con los vestidos de las princesas. Estos suelen estar cargados de detalles, por supuesto, hechos a medida, tener una historia y curiosidades detrás y, además, han supuesto un desembolso importante de dinero, dato que también quiere conocerse.
Pero no es de extrañar que esto ocurra, porque el vestido en cuestión del enlace, al tener tanto significado y valor, pasará incluso a la historia del país para el que se celebra esa boda. En definitiva, son auténticos artículos de coleccionista, que se expondrán en museos y colecciones y que todos recordarán. Así que, hay que pagar un precio, como ha ocurrido con estos vestidos de princesas.
El vestido de Lady Di ha sido uno de los vestidos de novia más sonados de la historia. El vestido de la boda de Diana de Gales con el Príncipe Carlos estaba hecho con seda salvaje y se cosió con detalle de encaje en el escote y las mangas del vestido de la abuela de Isabel II, la Reina Mary, con un tamaño sin precedentes. A esto hay que añadir que se cosieron a mano también lentejuelas y diez mil perlas para dar brillo al vestido y se incluyó una herradura de oro de 18 quilates y recubierta de diamantes en el interior del vestido como amuleto de la buena suerte. En total, el precio del vestido ascendió a 110.000 euros de aquella época.
Quizás el vestido de novia de la Reina Letizia no ha sido uno de los más caros de la historia si solamente nos fijamos en el desembolso económico que se hizo. Manuel Pertegaz solo cobró 6.000 euros a la Casa Real por el vestido de la Reina Letizia. Una pieza confeccionada en seda natural, con bordados en hilo de plata fina y con cuatro metros y medio de cola. Sin duda toda una joya que fue más bien un regalo por ese precio.
Sarah Burton para Alexander McQueen fue la responsable del vestido de novia que Kate Middleton lució en su boda valorado en 350.000 euros. La pieza en cuestión fue hecha a mano y se construía satinada con escote corazón y manga larga, cuerpo de encaje francés, apliques y una cola de tres metros de largo.
Meghan Markle lució nada más y nada menos que dos vestidos de novia, uno para la ceremonia y otro en la celebración. Ahora nos referimos al primero, el creado por Clare Waight Keller para Givenchy, marca de la que es directora creativa. Este vestido, aunque parecía sencillo con su escote barco, falda estilo sirena y sus pocos detalles costó 450.000 euros.
Armani firmaba el diseño que lució Charlene de Mónaco el día de su boda. Era un vestido de novia de satén, que se bordó con cristales de Swarovski y nácar. Pero además de todos los detalles, lo que llamó la atención del vestido fue la cantidad de trabajo que llevaba detrás, en concreto, se tardaron 2.500 horas en confeccionarlo. ¿Su valor? Más de 200.000 euros.
Si pensábamos que los vestidos de Kate Middleton y Meghan Markle habían supuesto una inversión y que nadie en la familia real británica las superaría pero estábamos muy equivocadas. Eugenia de York las superó con creces. 220.000 euros es lo que costó su vestido de Peter Pilotto con doble escote en “v” pronunciado para dejar ver su historia en la espalda, manga larga y asimétrica y falda de princesa mullida.
Pero no solo los vestidos más modernos han hecho historia siendo los más caros. Si viajamos al pasado se encuentra el vestido de Grace Kelly. Además de por el diseño en sí, que fue uno de los más aclamados, también fue uno de los más sonados por su precio. El vestido de novia diseñado para la actriz y futura princesa por Helen Rose, con cuerpo de encaje, botones y falda abullonada, tuvo un precio aproximado de 60.000 euros, es decir, unos 150 mil dólares de entonces.
En esta misma línea se encontró también el vestido de Isabel II de Inglaterra. Pero lo cierto es que la ocasión lo merecía como ninguna. Fue para su boda en 1947 con el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca. Su boda fue el primer enlace retransmitido a todo el planeta, así que para la ocasión eligió un vestido de color marfil de satén, que se bordó y cosió a mano. Diseñado por Sir Norman Hartnell, estaba valorado en más de 35.000 euros.