Noruega es un país con una monarquía bastante poderosa y, sobre todo, muy querida entre sus ciudadanos. Es por eso que sus reyes, Sonia y Harald, gozan de bastante aceptación. El comienzo de su romance no fue especialmente fácil, ya que ella era una ‘plebeya’, sin sangre azul, algo que no gustaba mucho al padre del príncipe heredero, Olaf.
Sonia y Harald se conocieron cuando tenían quince años durante un campamento de verano. Parece ser que el flechazo fue instantáneo, aunque ella declinó varias propuestas del futuro rey, ya que no se veía preparada para ser reina. A pesar de todo, el amor acabó triunfando.
Su noviazgo duró más de diez años y, durante ese tiempo, cada uno siguió con su vida. Sonia, por su parte, finalizó sus estudios, ingresó en una escuela profesional de diseño de moda y, además, trabajó como costurera. Más adelante, se trasladó a Suiza donde siguió con su formación y realizó un curso de Historia del Arte en la Universidad de Oslo.
Tres años después de que hubiera comenzado su relación, en todos sobrevolaba la idea de que ambos deberían pasar por el altar. A pesar de todo, Olaf y su mujer no estaban por la labor y le buscaron al príncipe heredero otras opciones; concertando citas con otras burguesas de la época. Entre ellas, se encontraba la reina Sofía.
A pesar de todo, Harald seguía estando enamorado de su novia. Así, en 1968 decidió dejarle las cosas claras a su familia y afirmó que deseaba casarse con Sonia. Y si no le dejaban estaba dispuesto a renunciar a sus derechos dinásticos. Finalmente, contrajeron matrimonio en agosto de 1968. Para ese momento tan especial, Sonia lució un vestido que había confeccionado ella misma y, además, la ceremonia estuvo llena de gestos de cariño entre ambos.
“Sabes mejor que nadie lo que siento, tanto ahora como en el pasado. Y mejor que nadie entiendes lo que este momento significa”, contó Harald ante todos sus invitados. Ahora, ambos forman uno de los matrimonios más sólidos del panorama internacional. Además, tienen dos hijos: Marta Luisa y Haakon. Con este último fueron bastantes comprensivos cuando anunció que había decidido comprometerse con Mette-Marit, que tampoco pertenecía a ninguna familia real.
Respeto a sus aficiones, Sonia de Noruega es una apasionada de la arqueología. Por eso, los viajes oficiales donde hay piezas antiguas son los que más disfruta. También, es normal que se escape a alguno de esos destinos como puede ser Egipto, donde se deja guiar por las recomendaciones.