Ahora parece más que claro que Camilla Parker Bowles y el rey Carlos III estaban destinados a estar juntos, pero en su día esto no era tan evidente. Ella no era la mujer que la monarquía británica tenía en mente para convertirse en futura reina, por lo que la pareja tuvo que romper.
Poco después, Camilla Shand se casaba con quien sería su primer marido, con quien había estado manteniendo una relación intermitente los últimos siete años. Andrew Parker Bowles tenía una merecida fama de mujeriego, pero Camilla confiaba en que “un leopardo puede cambiar sus manchas”.
Camilla no tenía sangre noble, pero pertenecía a una familia adinerada, por lo que el círculo en el que se movía pertenecía a la alta sociedad, compartía amigos con la princesa Ana. Esto explica que su boda estuviera lleno de rostros conocidos, acudió la reina Madre, la princesa Margarita e incluso la princesa Ana, quien fue pareja de Andrew durante un breve periodo de tiempo.
Fue Simon, el hermano de Andrew, quien le presentó a Camilla en 1965 y comenzaron una relación llena de altibajos, principalmente marcada por los devaneos de él con otras mujeres. En uno de los momentos en los que la relación pasaba por un descanso, Camilla conoció a Carlos, una amiga común, Lucía Santa Cruz, les presentó en una fiesta.
Este idilio no convencía a la monarquía, por lo que, a finales del 72, se aseguraron de que Carlos se uniera al buque de la armada HMS Minerva en un viaje de ocho meses por las Indias Occidentales. Por otra parte, los padres de Andrew y Camilla decidieron actuar para afianzar la relación de sus hijos, publicando en ‘The Times’ el anuncio del compromiso de la pareja.
Esto provocó que la pareja finalmente decidiera dar el paso y formalizar su relación, la pareja se casaba el 4 de julio de 1973 en la Guards Chapel de Wellington Barracks. La novia lucía un espectacular vestido firmado por Belville Sassoon. Fue una ceremonia religiosa seguida de una recepción en el Palacio de St. James, tras la que comenzaron una idílica luna de miel en el sur de Francia.
Camilla tenía 26 años y su marido ya había cumplido 33. Juntos tuvieron dos hijos y permanecieron casados hasta 1995, pero antes Camilla ya había retomado su romance con el actual Rey de Inglaterra, Andrew también mantenía una relación con quien luego sería su segunda esposa, Rosemary Pitman. El matrimonio terminó de manera amistosa y ambos han conseguido que su relación sea cercana y cordial.
Mucho tiempo tendría que pasar hasta la siguiente boda de Camilla, en 2005, con quien se demostró que era el gran amor de su vida. No solo se llevó el amor de Carlos, con el tiempo Camilla también consiguió que el pueblo británico dejara de verla como la villana de la historia y la aceptara de buen grado. Ahora será Reina consorte, algo que el duque de Edimburgo nunca fue.