Treinta y siete años después, hemos vuelto a asistir al juramento de la Constitución de un heredero al trono. La princesa Leonor ha realizado esta mañana y ya con los dieciocho años cumplidos el mismo acto que en enero de 1986 realizó su padre, el rey Felipe VI, prometiendo guardar y hacer guardar el contenido de la Carta Magna de 1978. Casi cuatro décadas separan ambas juras y, aunque el núcleo del contenido institucional ha sido el mismo, son muchos los gestos que han convertido el día de hoy en una versión actualizada y menos encorsetada que la del actual jefe de Estado. ¿Cuáles han sido las diferencias?
Siempre se ha dicho que, desde que fuese coronado en 2014, el rey Felipe ha cometido ciertos actos graduales con el objetivo de actualizar y hacer más transparente y acorde a sus tiempos la institución monárquica. Y esta ha sido la tónica general de la jornada de hoy. Pese a que la capital se ha engalanado y que el Congreso y las calles adyacentes se han decorado y puesto a punto en la ocasión, pequeños detalles establecen diferencias entre ambas ceremonias, aunque algunos escapan a las decisiones de la familia real.
Una de las primeras decisiones que ha podido ver el público es que ambas hermanas se han dirigido juntas y en el mismo Rolls Royce hasta la Cámara Baja desde el Palacio de la Zarzuela, donde ha partido la comitiva. Este es el primer hecho diferencial y una declaración de intenciones: en 1986, el por entonces príncipe Felipe acudió en solitario y sin sus hermanas a la carrera de San Jerónimo.
El interior del Salón de Sesiones ha sido donde más evidentes han sido las diferencias. Para empezar, por la composición del mismo: entre ministras, diputadas y senadoras, la presencia femenina es mucho mayor que la de hace casi cuatro décadas. Además, durante el acto se han pronunciado palabras en los idiomas cooficiales del Estado: catalán, euskera y gallego por parte de la presidenta del Congreso, Francina Armengol. Al acto no han acudido, además, representantes políticos de los partidos independentistas de estas tres comunidades, así como parte del grupo parlamentario en Sumar.
Las ausencias es otro de los puntos. La princesa ha estado acompañada, únicamente, de lo que, desde hace ya años ya se considera el núcleo de la familia real: sus padre, su madre, la reina Letizia, y su hermana, la infanta Sofía. No han estado presentes sus abuelos, algo que contrasta con lo ocurrido con el juramento de Felipe en los ochenta: el rey emérito fue apartado de esta celebración, y ha trascendido que la reina Sofía y los padres de la monarca, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz, tampoco ha acudido para no que se estableciesen comparaciones entre ellos.
Además, otra comparación puede establecerse en lo referente a las decisiones estilísticas para una jornada tan señalada: si las infantas Elena y Cristina vistieron con faldas hasta el suelo entonces, mientras que las elecciones de hoy han sido muy distintas: Letizia con una pieza midi, Leonor con traje de chaqueta y su hermana Sofía con un vestido corto, todas ellas sin grandes joyas vistosas, más allá de los pendientes. De hecho, la benjamina de la familia ha tenido que recurrir a una prenda de abrigo una vez ha vuelto a salir a la calle.