Las cosas no siempre han sido sencillas para doña Sofía, que ha intentado mantenerse firme y hacer oídos sordos a ciertas cosas que pasaban a su alrededor. Para ella, su labor siempre ha sido primordial y mantenerse al frente de su fundación su mayor prioridad.
Volcada en su trabajo, esto le ha permitido seguir activa, así como continuar viajando y conociendo a nuevas personas. Eso sí, ella siempre ha tenido muy claro quienes eran aquellos en los que podía confiar.
Durante muchos años su círculo de amistades ha estado formado por personas de su máxima confianza, aquellas que le han rodeado y apoyado en los momentos complicados y de las que, en ocasiones, se ha tenido que despedir.
La vida da muchas vueltas, pero la reina Sofía parece tener muy claro dónde se encuentra y en quién puede confiar. Los años pasan para todos y eso ha hecho que haya tenido que decir adiós a algunos de sus más fieles confidentes, como su hermano Constantino, fallecido en enero de 2023.
Tampoco su hermana Irene parece estar en su mejor momento y, aunque en su caso sigue a su lado, se dice de ella que sufre un deterioro cognitivo, aunque no parece tener un diagnóstico oficial. Irene, a quien conocen en su entorno como la ‘tía Pecu’ (por su carácter peculiar) siempre ha sido imprescindible en la vida de Sofía. Ella ha estado a su lado en los malos momentos, y también en los buenos.
La familia parece ser el mejor refugio para la monarca, pues a lo largo de los años no solo sus hermanos han estado a su lado, también ha creado fuertes lazos con otros miembros, como con la reina Ana María, esposa de Constantino, o con la princesa Tatiana Radziwill, prima segunda de doña Sofía.
Tras el exilio al que la familia de doña Sofía tuvo que someterse tras el fin de la monarquía en su país natal, pasaron juntas por momentos complicados que las unieron enormemente; su estancia en Sudáfrica fue clave para su amistad. Tatiana está casada con el cardiólogo Jean Henri Fruchaud, que también goza de la confianza de la Reina.
La monarca también ha sabido cultivar grandes amistades fuera de los lazos familiares, algo que revelaba Carmen Enríquez en su libro Sofía: nuestra reina. En sus páginas recogía cómo la monarca cuenta con un grupo de fieles que siempre están de su lado, personas que han pasado años trabajando a su lado y en los que tiene plena confianza.
Es el caso del teniente general José Cabrera, ya retirado del ejército, que fue jefe de la Secretaría de la Reina 17 años, Laura Hurtado de Mendoza fue su mano derecha durante décadas, Francisco Requena, que se encargó de la seguridad de la Reina, y el doctor Miguel Fernández Tapia-Ruano, médico de cabecera de doña Sofía y teólogo.
Un grupo de gente que ha sabido cuidar y acompañar a doña Sofía en diferentes etapas de su vida y a quienes ella ha confiado su tiempo, sus emociones y también sus secretos.