Seguramente, cuando Mary Donaldson conoció a Federico de Dinamarca en Sídney durante las olimpiadas del 2000, no se imaginaba que ese hombre al que acababa de conocer se convertiría en su marido y padre de sus hijos y que junto a él reinarían en Dinamarca.
Puede que lo sospechara, eso sí, porque no pasó demasiado tiempo hasta que lo dejó todo para mudarse al país de origen de quien hoy es su marido. Mary dejó su Australia natal, se mudó a Dinamarca y aprendió danés, comenzando una nueva vida a la que ha estado dedicada en cuerpo y alma desde que se casó en 2014.
Antes de convertirse en la princesa Mary, y después en la reina Mary, siempre había llevado una vida muy discreta. Uno de los momentos más duros para ella fue la muerte de su madre, tras la que decidió poner tierra de por medio y se marchó un tiempo a Estados Unidos, también vivió en Europa, concretamente en Edimburgo, volviendo a sus raíces familiares (tanto su padre como su madre eran originariamente de Escocia).
Fue al regresar a Australia cuando, tiempo después, conocía a Federico y su vida cambiaba para siempre. Una vida que siempre ha querido proteger y pocas veces ha hablado de sus relaciones pasadas, de hecho solo comentó a la prensa danesa antes del enlace que había tenido pareja “durante siete años, pero nos distanciamos”, evitando dar más detalles sobre el tema.
Mientras que los escándalos llenan el pasado sentimental de su marido, Mary era una persona anónima hasta que se cruzó con el príncipe y pudo vivir su vida en la intimidad. Eso no quiere decir que no tenga un pasado, la prueba de ellos es Brett Annells, el hombre con el que Donaldson mantuvo esa relación. Annells fue pareja de Mary durante siete años, entre 1991 y 1998, año en el que fallecía la madre de Mary, y ella se replanteaba toda su vida.
Igual que Donaldson, Brett también nació en Hobart, en Tasmania, y él sí que habló para un periódico local de la relación que mantuvieron cuando esta se conoció y se supo que él era el hombre con quien la princesa había compartido su vida anteriormente, confirmando que su historia de amor se había terminado de manera amistosa y que seguían teniendo una buena relación.
“Es una persona estupenda”, dijo para el Sunday Tasmanian, pocas semanas antes de la boda real. “Es muy auténtica, inteligente, honesta y con los pies en la tierra y creo que la forma en que la familia real danesa la ha acogido es un claro reflejo de eso”. También deseó mucha felicidad a la pareja.
Brett también rehizo su vida tras la ruptura, encontró de nuevo el amor al lado de Bec Newman, con quien se casó y tuvo dos hijos, de edades similares a los de Mary y Federico. Tras ese momento de fama y de mayor interés a raíz de la boda del heredero al trono danés, Brett optó por mantenerse alejado de los medios y continuar con su vida alejado de los focos.