Desde que se decidió que la princesa Leonor estudiaría el bachillerato internacional en un internado de Gales, la joven ha ido acumulando experiencias que le ayudarán en lo personal y también en lo profesional. Esos años fuera de casa le han ayudado a aprender y crecer y ahora se enfrenta a su carrera militar con energía y ganas.
Hacía tiempo que se sabía que la heredera al trono tendría formación castrense y antes de plantearse su futuro académico, se ha trasladado a la Academia militar de Zaragoza, donde estudia desde que comenzó el curso a mediados de agosto de 2023. Aquí también se formó su padre, una experiencia durante la que hizo amistades que todavía conserva, y parece que su primogénita seguirá sus pasos.
Ella convive con sus compañeros como una más, sin dejar que sus raíces familiares marquen distancias con el resto de cadetes, algo por lo que también pasó el actual rey Felipe VI y que supo subsanar. En Zaragoza ella no es la princesa heredera, es la cadete Borbón.
El comienzo del curso estuvo marcado por una mayor exposición, todo el mundo quería saber cómo se desenvolvía la princesa en su nuevo proyecto, también cómo era su uniforme. Poco a poco, el interés por su tiempo en la Academia fue a menos y ahora puede centrarse en aprender y disfrutar la experiencia con un poco más de intimidad.
Igual que el resto de sus compañeros, vivió dos primeras semanas de adaptación, una fase de acogida en la que los cadetes pasan por peluquería y reciben el equipo básico. El 19 de septiembre obtuvo el título de ‘dama cadete’, con el que se formalizaba el comienzo de curso. Un curso que ha contado con grandes momentos para el recuerdo, como la Jura de Bandera o su presencia en el besamanos del Día de la Hispanidad, donde participaron algunos de sus compañeros, dando lugar a comentados momentos y veladas sonrisas.
Salvo por los momentos en los que su responsabilidad con la corona adquiere mayor protagonismo, como cuando juró la Constitución al cumplir la mayoría de edad, Leonor es una más en la Academia y poco se sabe de lo que sucede con su formación de puertas para adentro. Sí se sabe un poco más de las escapadas que hace con sus compañeros para relajarse por Zaragoza, como cuando le organizaron una sorpresa por su cumpleaños yendo a una hamburguesería juntos.
Ella sigue las normas y las rutinas típicas de la Academia, levantándose cada día con el toque de Diana (a las 6:30 de la mañana) y saliendo de la habitación que comparte con otras compañeras. Dependiendo de lo que le corresponda, las actividades son diferentes, pero pueden hacer marcha, ejercicios de tiro, recorridos topográficos… En este periodo de formación aprende a interpretar mapas, pero también hay pruebas más físicas, como nadar con el uniforme puesto.
Su formación cuenta también con una parte teórica, el decálogo del cadete, una especie de guía moral que memorizan y marca su forma de proceder. El día culmina a las 23:00 horas, dejándoles un tiempo para estudiar, relajarse en las zonas comunes o acostarse pronto, para tener energía y afrontar un nuevo día, que comenzará, de nuevo, con el toque de Diana.