Hace 28 años que Marie Chantal Miller y Pablo de Grecia sellaron su amor con una gran boda. Desde entonces sus vidas han cambiado mucho, han tenido cinco hijos, han cambiado de país varias veces y actualmente Pablo es jefe de la casa real griega, tras la muerte de su padre.
Lo que parece no cambiar es la gran química de la pareja, así como la gran complicidad que muestran en todas sus apariciones conjuntas. Tanto es así que ninguno de los dos dudó en el aniversario de su boda en emplear sus redes sociales para celebrar el tiempo que llevan juntos y el amor que se profesan.
"Bendecida de tenerte a mi lado", escribía Marie-Chantal junto a una fotografía de la pareja. Pablo apostaba por compartir varias escenas de su vida juntos, y deseaba a su esposa un feliz aniversario: "28 años de matrimonio. Gracias por tu amor, nuestros hijos y tu forma de ser".
El 1 de junio de 1995, Marie Chantal Miller y Pablo de Grecia protagonizaron un enlace por todo lo alto. Fue un enlace multitudinario que consiguió reunir a más de 1300 invitados, acudió toda la realeza europea, incluyendo al rey Juan Carlos, que no es demasiado habitual en las bodas, y la reina Isabel II, que tampoco se prodigaba en este tipo de eventos.
Marie Chantal era plebeya, pero también hija del magnate de los Dutti Free. Fue su padre quien se hizo cargo económicamente de una boda en la que hubo muchos momentos de amor y romanticismo, pero también un gran protagonista: el vestido de la novia.
Fue un diseño de Valentino que marcaría un antes y un después, un vestido que, desde ese enlace celebrado por el rito ortodoxo en la catedral de Santa Sofía de Londres, ha inspirado a numerosas novias, aunque ninguna ha conseguido lucir como ella. Siempre ha habido ciertas dudas sobre el precio, que se estima entre los 250.000 dólares hasta el millón, como publicó la revista danesa Billet Bladet.
Fueron cuatro meses de trabajo hasta crear esta histórica pieza, con falda en forma de tulipán en seda color marfil y con bordados a mano de perlas y encajes. Marie Chantal completó el look con un velo de casi cinco metros, que Isabel II se encargó de que estuviera bien colocado para las fotografías, bordado formando arcos y mariposas. Lo sujetó con la tiara corsario, una pieza histórica elaborada con diamantes y que pertenecía a la familia real griega.
Durante la ceremonia, don Felipe, gran amigo y primo de Pablo de Grecia, fue el encargado de sujetar la corona sobre la cabeza del novio, así como de entregar los anillos a la pareja. La novia solo llegó cuatro minutos tarde y, tras la ceremonia, la pareja de recién casados fueron recibidos con una lluvia de pétalos. La recepción tuvo lugar en el Hampton Court Palace, donde los novios fueron recibidos por un gaitero y una alfombra azul.