Estamos muy acostumbraos a seguirle la pista a todo lo que sucede en las monarquías reinantes, desde los problemas de salud del rey Carlos III a la jura de la Constitución por parte de Leonor, heredera del trono español. Momentos clave que ya forman parte de la historia. Sin embargo, la historia da muchas vueltas y también hay algunas casas reales que, por el devenir de la misma, se han quedado sin trono.
Tras la muerte de Constantino de Grecia, su hijo Pablo asumía un trono que no existe convertido en el jefe de una casa real que no ejerce. Constantino ascendió al trono en 1964, pero tuvo que exiliarse en 1967, tras un golpe de Estado militar y un contragolpe que no le salió bien. En 1973, a través de un referéndum, el pueblo votó que Grecia fuera una república. Pablo de Gracia y su esposa, Marie Chantal, siguen ligados a otras monarquías por vínculos familiares, pero no tienen corona.
Simeón de Bulgaria es el único que conserva el título de rey entre todas las monarquías no reinantes (antes también lo hacía Constantino, pero su hijo ha mantenido el de príncipe). Él fue proclamado Rey desde 1943 a 1946, motivo por el cual conserva el título. Viva entre Madrid y Sofía, llegó a ser Primer Ministro y, aunque nunca ha renunciado al trono, tampoco ha pretendido la restauración de la monarquía. Le sucederá su nieto Boris, hijo mayor del fallecido Kadram.
El pretendiente al trono de Italia, el príncipe Victor Manuel de Saboya, fallecido en febrero de 2024, mantenía una amarga disputa por los derechos a un trono inexistente con su primo Amadeo de Saboya (que falleció en 2021). Su hijo Manuel Filiberto, casado con la actriz Clotilde Courau, hace poco anunciaba que cedía sus derechos y que sería su hija Vittoria quien asumirá el papel de jefa de la extinta casa real, algo que finalmente no ha sucedido.
Algo similar sucede en Francia, cuyo último rey fue Luis Felipe I. y que cuenta con dos aspirantes a un trono que no existe. Por un lado, Juan de Orleans, descendiente del rey y actual conde de París; por otro, Luis Alfonso de Borbón, hijo de Alfonso de Borbón y Dampierre y de Carmen Martínez Bordiú.
Alejandro de Serbia es el único hijo del rey Pedro II, por lo que heredó los derechos al trono de la antigua Yugoslavia. Se casó en 1972 con la princesa María de la Gloria de Orleans-Braganza, con quien tuvo tres hijos y de quien se divorció oficialmente en 1985, año en el que se casó de nuevo, esta vez con Katherine Batis.
La familia real rumana regresó a su país en 1997, tras un exilio de más de 40 años y, aunque Margarita de Rumanía ha conseguido que se le reconozca el título de Majestad, prefiere el puesto de jefa de la Casa Real rumana que el de reina, que heredó tras la muerte de su padre en 2017.
También encontramos el caso de la gran duquesa Maria Romanova recibió en su día la herencia de los zares de Rusia o de Nicolás, quien desde 1986 y tras la muerte de su padre, es el jefe de la familia que una vez reinó sobre Montenegro.