Cuatro meses después de firmar su divorcio y desvincularse definitivamente de la familia real, Iñaki Urdangarin ha roto su silencio. El que fuera marido de la infanta Cristina ha empezado una nueva vida tras cumplir su condena por malversación, delitos fiscales, prevaricación y tráfico de influencias en el caso Noos y por primera vez ha hablado de su situación actual y de cómo afronta esta nueva etapa.
Ha sido la revista 'Semana' la que ha hablado en exclusiva con el exduque de Palma en un encuentro casual que se ha tenido lugar en Vitoria, concretamente en las inmediaciones de su domicilio, que se encuentra en la misma urbanización que el de su madre, Claire Liebaert. Allí ha empezado esta nueva vida en la que Ainhoa Armentia se ha convertido en uno de sus pilares fundamentales. Con ella mantiene una sólida relación e incluso son compañeros de trabajo.
Apenas quince días después de que cumpliera oficialmente su condena de cinco años y diez meses, el exmarido de la infanta Cristina se ha sincerado como nunca lo había hecho. En un breve encuentro con la prensa, Urdangarin ha revelado cuáles son sus planes a partir de ahora y ha manifestado que su prioridad en este momento es empezar una nueva vida alejada del foco mediático y pasar página.
En sus declaraciones, Urdangarin, que deja entrever que está en un momento de calma, se desmarca por completo de la familia real y de su pasado. "Estoy divorciado y ya no tengo ninguna condena. Quiero ser una persona normal, con una vida normal y disfrutar de mis hijos y de mi libertad", ha contado al citado medio.
Además, ha insistido en que ya no tiene ningún vínculo con la familia real y ha pedido a la prensa que dejen de seguirle y grabarle. Él está en otro momento y los medios no tienen cabida en esta nueva etapa. "No quiero que me fotografíen ni que me pregunten. Ya no tengo que dar explicaciones de nada. Ya no formo parte de eso . Quiero ser una persona anónima y disfrutar de mi vida", ha contado a los periodistas.
Cumplida su condena, Iñaki Urdangarin trata de empezar de cero en Vitoria con el apoyo de los suyos. A sus 56 años lleva una vida tranquila y es normal verle paseando por su barrio con total normalidad. Ya no le acompañan los escoltas que durante más de dos décadas iban con él a todas partes. La Casa Real, de la que ya no tiene protección, se los retiró el pasado mes de febrero.
Aunque ha retomado su vida laboral, durante los primeros 18 meses de libertad recibirá un subsidio de 463,21 euros según marca la Ley General de la Seguridad Social para los expresidiarios. Además, en esta nueva vida disfruta de más tiempo libre, lo que le permite disfrutar de su familia, especialmente de sus hijos.