La figura de Marie Cavallier siempre ha estado rodeada de cierta controversia, no tanto por ser la segunda esposa de Joaquín de Dinamarca, como por la relación que ha mantenido con la familia de su marido, sobre todo con Mary, mujer del actual Rey, con quien siempre se ha dicho que la relación era tensa.
Una tensión familiar que nunca ha sido del todo fácil de suavizar en la familia real danesa y que se volvía a poner de manifiesto en la coronación de Federico, a la que acudió su hermano, pero en la que no estuvieron su cuñada y sus sobrinos, que optaron por quedarse en Washington, donde viven desde septiembre de 2023.
Aquí se mudaron tras pasar un tiempo en París, una decisión que al parecer no era completamente tomada por el matrimonio, algo que se confirmaba con unas declaraciones de la propia Marie, quien afirmaba que “no siempre somos nosotros los que decidimos. Creo que es importante saberlo”.
Esta última mudanza coincidía con otro gesto por parte de la familia de su marido, en este caso por parte de la reina Margarita, quien dejaba a sus hijos sin el título de príncipes. Nicolás, Félix, Henrik y Athena (los dos primeros, fruto del primer matrimonio de Federico) veían así como sus vidas cambiaban de la noche a la mañana.
La relación entre Marie y Joaquín tuvo unos comienzos inciertos, después de que se hiciera público que llevaban un año de relación, la pareja anunció que habían roto para, pocos meses después, retomar su noviazgo y hacerlo con la intención de formalizar la relación y casarse. Esto sucedería en 2008.
Marie estudió en el internado Beau Soleil de Ginebra y después se trasladó a Massachussets, donde inició Empresariales y Economía, aunque no llegó a graduarse; más tarde se trasladó a Nueva York, donde consiguió una diplomatura en Artes Liberales, tras estudiar mercadotecnia e informática en el Marymount Manhattan College. En 2001 regresó a Suiza, donde entró a trabajar en la firma de su padrastro como asesora financiera. Dejó su trabajo cuando se confirmó su compromiso matrimonial.
En un primer momento, Marie fue recibida con gran alegría por parte de los daneses, tal vez porque se mostraba muy abierta sobre sus sentimientos por quién sería su marido. Esto no terminó de convencer demasiado a los miembros de la monarquía, que siempre intentan mantener un poco las distancias, sobre todo en temas tan privados.
A pesar de las constantes comparaciones con su cuñada, que empezaron por su parecido físico y fueron creciendo con el tiempo, y en las que suele salir perdiendo, Marie ha conseguido encontrar su propio espacio, aunque sea en el exilio. Ella ha formado un equipo sólido junto a su marido, a quien ha apoyado en todas las amargas discusiones que ha tenido con su familia. También estuvo a su lado cuando sufrió un ictus, algo que también marcó la dinámica familiar, pues las ausencias de parte de la familia fueron notables.