Marta Luisa de Noruega parece que tuvo claro que se casaría con Durek Verrett desde que comenzaron su relación en 2019. Ella no dudó en renunciar a sus funciones reales, aunque manteniendo el título de princesa, para así poder cimentar su relación con Verrett y, sobre todo, alejarla de críticas que podrían llegar a salpicar a la Familia Real.
La pareja anunció su intención de casarse un par de años después de empezar su romance (anunciaron su compromiso el 7 de junio de 2022), pero no fue hasta septiembre de 2023 que todo quedó más establecido. En ese momento no solo confirmaron sus planes de sellar su amor, también concretaron la fecha en la que esto pasaría, el 31 de agosto de 2024.
Por diversos motivos, la pareja tuvo que posponer su enlace, algunos de ellos relacionados con los problemas de salud de Durek (se sometió en 2021 a un trasplante de riñón donado por su hermana, pero de nuevo volvió a sufrir fallos renales), pero por fin parece que todo está claro y podrán darse el tan esperado ‘sí, quiero’. Lo harán en el Hotel Union en Geiranger, al oeste de Noruega, un lugar que la pareja ha escogido por su historia y belleza.
“Estamos muy felices de celebrar nuestro amor en el hermoso entorno de Geiranger”, escribía la pareja en un post compartido en redes sociales. “Significa mucho para nosotros reunir a nuestros seres queridos en un lugar tan rico en historia y experiencias intensas de naturaleza. Geiranger es el lugar perfecto para abrazar nuestro amor”.
La boda de Marta Luisa y Durek será todo un acontecimiento, pues la pareja siempre ha destacado por hacer las cosas a su manera y no parece que su boda vaya a ser la excepción. De momento, los detalles que se van conociendo parecen sustentar estas teorías, pues la pareja planea un enlace con toques Hollywood y algunas exigencias.
La pareja ha querido que todos sus invitados disfruten de la experiencia a su lado, organizando diferentes citas en los días previos. En el mismo hotel de la ceremonia, el jueves de la semana de la boda, han organizado una fiesta en sus jardines, que han llamado ‘Meet and green’ y han pedido que todos los invitados lleven un loo "sexy y genial".
El viernes, día antes de la ceremonia, la pareja ha organizado un crucero de tres horas por el fiordo Geirangerfjord. Después habrá un coctel y cena preboda, donde ellas tendrán que llevar vestido de baile y ellos traje. Para el día de la boda también hay normas de etiqueta, se espera que ellas vistan de largo, y se pide que no vayan ni de blanco, ni de rosa, ni completamente de negro, ni de dorado. Los hombres irán de esmoquin, con inspiración en los Oscar de Hollywood.
Además, la pareja ha prohibido a sus invitados que usen el teléfono móvil para tomar fotografías o imágenes de la velada, buscando conservar la intimidad de la celebración, que finalizará el domingo con un brunch.