La princesa de Asturias ha retomado recientemente su formación castrense tras haber pasado el curso anterior en la Academia Militar de Zaragoza. Concretamente fue el pasado 29 de agosto cuando llegó a la Escuela Naval de Marín donde permanecerá cuatro meses hasta que se embarque en el buque-escuela Juan Sebastián Elcano, junto a sus compañeros. Han pasado pocas jornadas desde su llegada, pero ya se ha podido ver a Leonor en alta mar junto a sus compañero disfrutando de una competición deportiva, que además ganó y celebró junto a su equipo. Y también ha tenido tiempo de conocer la ciudad rodeada de sus compañeros disfrutando de un plan de tapeo.
Sin embargo, tras estas pocas jornadas, la princesa Leonor ya parece haber encontrado el primer escollo en este segundo años de formación militar, que no le estaría yendo tan bien como se esperaría. Y es que según informa El Confidencial Digital, su forma física no está al nivel necesario para seguir los estrictos entrenamientos que se imparten en la institución. Según este digital, los altos mandos de la Escuela estarían barajando tomar medidas urgentes para solucionar este problema y que este desequilibrio no suponga un retraso en su formación respecto a sus compañeros.
El citado medio ha podido hablar con fuentes cercanas a la base de Marín: “No está en condiciones óptimas para seguir los entrenamientos estrictos a los que están acostumbrados aquí”, les han revelado. Este digital también explica que según ha podido conocer la Escuela Naval de Marín "tomará medidas para que la princesa de Asturias se ponga físicamente al día, por medio de los estrictos entrenamientos que se desarrollan en la academia".
Según explica el portal digital fue en las competiciones deportivas entre brigadas que tuvieron lugar a la llegada de la princesa a Marín cuando ya fue notable su falta de forma física respecto al resto de alumnos del centro. "Leonor no mostró una preparación física adecuada, tal como se comprobó en sus movimientos durante las pruebas", afirma en medio.
El reto que Leonor tiene por delante es mayúsculo y a pesar de que este es su segundo año de formación militar, parece que en esta ocasión se le está resistiendo más que el curso anterior. La Escuela Naval de Marín es una de las instituciones más rígidas en cuestión de rutinas fijadas para sus alumnos, algo que se añade a la dificultad de la formación física a la que tendrá que hacer frente para ponerse al nivel de sus compañeros.
Entre las pautas que deben cumplir los alumnos destaca un horario en el que predomina la actividad. El día empieza para ellos a las 6.45, al toque de diana. Tras el aseo y el desayuno, comienza la actividad. A las 8.30 los mandos superiores del centro pasarán revista médica cerciorándose de que todos los alumnos están donde tienen que estar. Al terminar esto se encargarán de ordenar el dormitorio y a las nueve comenzarán las clases con una sesión de educación física que está pensada para prepararlos de cara a las maniobras.
Cada clase tiene 45 minutos de duración y entre ellas podrán descansar cinco minutos. Además a media mañana tendrán un parón para tomar un bocadillo. Después volverán a las sesiones hasta las 14.20, hora de la comida. Por la tarde reanudarán la formación entre las 16.00 y las 18.00. El resto de la tarde la dedicarán a estudiar y a realizar actividades en el centro. A las 22.30 deberán irse a la cama para coger fuerzas para el día siguiente.