Son muchas las royals que han visibilizado problemas de salud mental, como Lady Di o Mary de Dinamarca. Con este paso al frente, ayudan a romper tabúes que seguimos arrastrando como sociedad, al tiempo que humanizan la imagen idealiza de la realeza que ha perdurado durante años.
Una de las primeras royals que manifestó públicamente sus problemas de salud mental fue Lady Di. Tras su boda con el entonces príncipe Carlos, la ansiedad, la depresión y la bulimia formaron parte de su vida, llegando a tener intentos de suicidio.
La joven princesa Sueca había alarmado a los medios y a la sociedad sueca con su repentina delgadez al alcanzar la mayoría de edad. En este caso, fueron sus propios padres, los reyes Carlos Gustavo y Silvia, quienes hicieron público un comunicado en el que su confirmaban que su hija padecía anorexia. La casa real tomó cartas en el asunto para que la joven Victoria recibiera atención psicológica y se tomara un descanso de sus obligaciones institucionales.
El pasado verano, la actual reina de Dinamarca grabó un programa de televisión, “La naturaleza y nuestra mente”, en el que es entrevistada caminando por la playa por el presentador y doctor Peter Qvortup, muy conocido por los daneses. A lo largo de la conversación, Mary de Dinamarca admitió haber padecido una depresión, superada a día de hoy, pero que la ha impulsado a liderar un proyecto centrado en la salud mental.
La depresión que ha sufrido y contra la que sigue luchando Charlene de Mónaco ha provocado que su apelativo sea el de “la princesa triste”. Episodios concretos de su vida, como el aborto que sufrió antes de dar a luz a sus mellizos o una infección bacteriana en 2021, la sumieron en una tristeza que la ha llevado, incluso, a pasar un tiempo ingresada en una clínica en Suiza.