Esto es lo que cuestan las casas reales europeas: de 8 millones de euros a 103

Más allá de las actividades públicas o las noticias se generan en torno a los nacimientos y bodas de las familias reales (la última la de Teodora de Grecia y Matthew Kumar), las casas reales europeas tienen un coste. Uno que cae de una manera o de otra en los impuestos que pagan las personas que viven en los diferentes países en los que reinan. ¿Cuánto cuesta entonces una monarquía? En Divinity hemos hecho un recopilatorio de los costes de las distintas casas reales europeas, ordenándolas de menor a mayor.

El presupuesto de la casa real española

El presupuesto de la casa real española es parte de los Presupuestos Generales del Estado. Ahora mismo —y al igual que ocurre con el resto de organismos públicos—, funcionan con la misma cantidad que se asignó en la partida de los Presupuestos de 2023, que se volvió a repetir en 2024.

Así, reciben al año 8.431.150 euros, con los que se cubren los salarios, los costes de funcionamiento, los gastos de protocolo y los de representación o los viajes. De los miembros de la familia real, solo tres tienen un sueldo, según los datos que se pueden ver en el portal de transparencia de la monarquía. Son el propio rey, Felipe VI, con una retribución anual de 270.609,60 euros; la reina Letizia, con 148.826,44; y la reina Sofía, con 121.776,14.

El mantenimiento de los palacios reales es responsabilidad de otro organismo, Patrimonio Nacional, que tiene su propio presupuesto. Otras cuestiones también recaen en los presupuestos de diferentes ministerios, como el de Presidencia o Defensa (son áreas que algunas casas reales sí incluyen en el presupuesto general). Hace un par de años, eldiario.es calculaba que el coste real de la monarquía era, por tanto, más elevado que la partida vinculada a ella de forma directa en los Presupuestos Generales del Estado.

Ahora bien, en paralelo a estos presupuestos está el patrimonio personal que puedan tener los diferentes miembros de la familia real. Según datos que publica Newtral, el patrimonio personal de Felipe VI asciende a los 2,57 millones de euros. Además, la fortuna personal del rey emérito, Juan Carlos I, ha protagonizado reportajes de investigación y hasta un libro, King Corp, de José María Olmo y David Fernández, que han intentado seguir sus activos.

La monarquía más cara de Europa y la más barata

Las cifras que los presupuestos dedican a la Casa Real hacen que, de entrada, la española sea una de las más baratas para los contribuyentes del país en el que opera. Aun así, no es la más barata: la familia real de Liechtenstein no recibe una partida presupuestaria pública y se autogestiona con sus propios fondos (son, en términos de fortuna familiar, de las casas reales más ricas de Europa).

Sin duda, la más cara es la monarquía británica, con un presupuesto de, al cambio, 103.502.078,46 euros. En el presupuesto —el Sovereign Grant aprobado por el Parlamento de 86,3 millones de libras— se cubren los gastos de representación y viajes, el mantenimiento de los palacios reales y los costes de personal. Parte de ese presupuesto viene de los beneficios que genera el Crown Estate, el "porfolio de tierras" conectado a la corona, como se lee en la página de transparencia parlamentaria británica, pero con eso no se cubre la totalidad.

El monarca británico y su heredero reciben los beneficios que generan dos ducados, pero esto lo hacen a título personal. Ninguno está obligado a pagar impuestos por ingresos (como la Renta en España), pero lo hacen desde los años 90.

Cuánto cuestan otras monarquías

Los presupuestos de las demás monarquías europeas se mueven más o menos en una horquilla parecida, que va desde los algo más de los 58 millones de los Países Bajos a los 12 millones de Dinamarca.

Comparar unas con otras resulta difícil, porque, como ocurre en el caso español y en el británico, todas estas familias han acumulado riqueza a lo largo de las décadas y los siglos y porque las partidas presupuestarias difieren en lo que cubren y lo que no. Así, por ejemplo, el presupuesto danés no parece a primera vista tan elevado, pero es solo la parte conectada a la persona reinante. Cuando se aprobó, era la reina Margarita. Su heredero entonces, Federico, tenía su propio presupuesto paralelo.

El quién entra en los presupuestos y quién no es algo que también evoluciona. En los últimos años, y en paralelo a las crisis económicas que se sucedieron (y las de reputación de las distintas casas reales), han ido reduciendo quién se considera y quién no la familia real y quién debe entrar en esos fondos. Un ejemplo reciente: la boda de Marta Luisa de Noruega hizo viral hace unas semanas a esta princesa y despertó bastantes críticas. El escándalo hizo que la casa real noruega redujese el peso de la princesa, como publica El País. “El rey ha decidido que la princesa conservará su título, pero Marta Luisa y su prometido no utilizarán el título en sus actividades comerciales”, anunciaron poco después del enlace.  

Los costes de la monarquía y su transparencia son, igualmente, una cuestión importante en términos de reputación y supervivencia. Un análisis de expertos de la University College London ligaba el que las monarquías hayan llegado al siglo XXI en varios países europeos a que sus monarcas se han mantenido neutrales o evitado escándalos, pero también a que han logrado reducir quién es realmente la casa real al mínimo o que han rendido cuentas. La conexión entre la población y su casa real se resiente cuando esos puntos fallan.