Otra etapa más finaliza para la princesa Leonor. Han pasado ya cuatro meses desde que a finales de agosto ingresara en la Escuela Naval de Marín para realizar su segundo curso de formación militar y ahora toca poner fin a este periodo. Antes de dejar atrás las instalaciones de este centro de instrucción, pues en enero se embarcará en el buque escuela Juan Sebastián Elcano para continuar su aprendizaje, la hija mayor de los reyes ha querido despedirse de Galicia de una forma muy simbólica, un plan que enaltece las tradiciones de la tierra que la ha acogido durante este tiempo.
Leonor siempre se ha mostrado muy integrada en aquellos lugares a los que le ha tocado trasladarse para formarse, la vimos disfrutando de su tiempo de ocio el año pasado con sus compañeros de Zaragoza y esta vez lo ha demostrado uniéndose a una salida que un gran grupo de jóvenes de su edad, ha realizado para comer en un furancho, algo que es tradición entre los guardiamarinas y que ha hecho vestida de uniforme.
Los furanchos son viviendas privadas típicas de algunas zonas de Galicia, donde se vende entre diciembre y junio el excedente de vino casero elaborado por el dueño del establecimiento junto a comida que elaboran los propios dueños. Son sitios tradicionales donde se disfruta de ambiente cercano y acogedor. Además la Xunta de Galicia impone unas estrictas normas para que los locales sean considerados farunchos
Esto locales solo pueden tener tres meses de funcionamiento al año y nunca durante la temporada alta, lo que viene a ser los meses que hemos mencionado. La Xunta establece que cada furancho solo puede ofertar cinco tapas, entre los siguientes platos típicos de la zona: oreja o chorizo, sardinas o jureles, callos con garbanzos o alubias, tabla de embutidos o de quesos, tortilla de patata, empanadillas, empanada, lomo, costillas, zorza, huevos fritos, croquetas o pimientos de Padrón.
Concretamente la heredera visitó el furancho A de Caballero en O Pereiro, una parroquia del concello de Poio, en Pontevedra. "Acudió por sorpresa, no contábamos con que viniera. Tuvo que esperar a que estuviera una mesa libre", relata Manuel Torres, propietario del local a la revista '¡HOLA!'. El dueño del furancho también puntualiza lo siguiente: “Nos extrañó mucho que una persona de esta categoría eligiera nuestra casa” y añade que el grupo fue atendido por su hija, que es más o menos de la edad de la princesa: "Se quedó muy sorprendida por su naturalidad”, cuenta el tabernero.
El dueño también cuenta que el equipo del establecimiento trató de otorgarle a Leonor toda la intimidad posible para que estuviera cómoda: “Aunque había más gente en el furancho, que se quedó impactada al verla, se la preservó toda la intimidad y ella se comportó con total normalidad, ¡hasta parecía gallega!”, le revela a la citada publicación.
Manuel ha explicado al mismo medio que Leonor se decantó por productos y recetas típicos de la tierra que incluyen tabla de embutidos, con el conocido queso de tetilla, lomo y jamón. También pidieron empanadas de maíz y trigo rellenas de zamburinas y de berberechos, zorza (lomo de cerdo adobado con pimentón, ajo y orégano) raxo (cerdo troceado en pequeños dados que se fríe hasta que quede dorado) y oreja a la gallega. Todas estas propuestas gastronómicas las 'regaron' con vino casero albariño.
Después del festín Leonor siguió disfrutando de las tradiciones de la escuela como una alumna más. Antes de echarse a la mar, los guardiamarinas de primero de la Escuela Naval de Marín, entre los que se encuentra la hija mayor de los reyes, celebran el tradicional Baile del Ciento, que recibe su nombre porque se realiza cien días antes de que el Juan Sebastián Elcano zarpe, aunque este año no ha podido celebrarse de forma tan puntual y se aplazó por las inundaciones de la DANA.
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