Este año que está a punto de terminar ha estado marcado por las dificultades para los príncipes de Gales, Guillermo y Kate. Nada hacía sospechar que la pareja tendría que afrontar una de las situaciones más complicadas, tanto a nivel familiar como público, tras conocerse que Kate Middleton tenía que someterse a un tratamiento contra el cáncer que le fue detectado, algo que prefirió mantener en privado, pero de lo que tuvo que hablar públicamente ante los constantes rumores sobre el tema.
Ahora las cosas están mucho mejor, tanto para ella como para el príncipe Guillermo, que no dudó en mostrar todo su apoyo a su esposa y trató de protegerla ante la insistencia de la opinión pública. Ahora, desde los medios británicos señalan que esto ha podido unirles más que nunca, puesto que ambos priorizaron a su familia y formaron el buen equipo que siempre han demostrado que son, para plantarle cara a una nueva situación complicada.
Es para ellos una Navidad diferente y especial, pero no parece que esto vaya a cambiar algunas costumbres, como la que hace que coman separados de sus hijos en Navidad, una estricta norma que los pequeños George, Charlotte y Louis tendrán que cumplir, igual que el resto de niños de la familia. Una norma que no se puso para ellos, sino que forma parte de la tradición de la familia real británica desde hace mucho tiempo.
Como decimos, esta no es una norma que haya sido creada para los hijos de los príncipes de Gales, pero les impide comer en la misma mesa que sus padres en las cenas oficiales, al igual que durante las festividades que reúnen a toda la familia real. Esto es algo que ha confirmado el ex chef real Darren MacGrady en una entrevista para Harper’s Bazaar. MacGrady estuvo trabajando para Isabel II y también para la princesa Diana, era el responsable de diseñar sus menús diarios.
"Los niños siempre comían en la guardería hasta que tenían la edad suficiente para comportarse correctamente en la mesa del comedor", explicó el exchef, dejando claro que esta tradición es habitual para la familia real y no algo que hayan impuesto últimamente. Evitan de este modo que los más pequeños de la casa que solo quieren jugar puedan molestar a los adultos. Los pequeños comen en una mesa aparte, de la que cuida las niñeras.
“Para Isabel II nunca se trató de poner una silla alta en la mesa con un bebé que chillaba y tiraba comida. Era victoriano. El lugar de los niños está en la guardería y la niñera se ocupa de ellos. Es una versión moderna de Downton Abbey”. Esto, revelado por el chef de palacio, no es información nueva, ya habló de ello en su momento el marido de la princesa Ana (hermana del Rey) y ya contó que los niños comían, no solo en una mesa distinta, también en una habitación diferente a la que se convertía en lugar de reunión para el resto de la familia.
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