La historia de amor de Carlos y Camilla tuvo el perfecto broche de oro con la boda de la pareja, una discreta celebración el 9 de abril de 2005. Fue una ceremonia civil, ambos habían estado casados con anterioridad, y también fue un enlace íntimo, organizado en el ayuntamiento del Castillo de Windsor. Una boda que ya forma parte de la historia, al fin y al cabo, fue la de los actuales reyes de Inglaterra.
Su relación siempre ha estado rodeada por la polémica, comenzó cuando el actual rey Carlos III todavía estaba casado con Diana de Gales, de hecho, esta infidelidad fue uno de los temas de los que más se habló durante años, también le costó a Camilla una gran cantidad de odio que, con tiempo y esfuerzo, ha sido capaz de convertir en amor y admiración por parte del pueblo británico.
La pareja este 2025 está de celebración, son sus bodas de porcelana y para conmemorar este aniversario, han decidido hacer un viaje en pareja.
No se trata de unas vacaciones, lo cierto es que no es sencillo que los días libres de un monarca encajen con estas fechas especiales, pero parece que en esta ocasión la fortuna está de su parte (o alguien ha hecho muy bien su trabajo), porque coincidiendo con su 20 aniversarios de bodas la pareja viajará a Roma en representación del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth.
El rey Carlos y la reina Camilla podrán celebrar su aniversario en la ciudad eterna. Se espera que también visiten el Vaticano, donde tenían planeada una visita con el Papa Francisco, por lo que es probable que tengan que adaptar sus planes; durante este viaje el objetivo es fomentar la relación entre Gran Bretaña e Italia en un mundo post-Brexit. Es poco probable que aprovechen la escapada como lo haría cualquier turista, pero si consiguen pasar desapercibidos, seguro que no se pierden ninguno de los lugares emblemáticos de esta mágica ciudad.
Cualquier otra pareja tendría una lista de lugares imprescindibles para visitar, como el Coliseo, el Panteón o el Foro, pero también otros lugares míticos que suelen estar abarrotados de turistas, independientemente de la fecha y la hora, porque no solo son históricos o arquitectónicamente impresionantes, también porque son un punto imprescindible para todos los románticos empedernidos, como es la Fontana de Trevi.
Si dejaran que su amor se convirtiera en protagonista de esta escapada, no podrían marcharse de Roma sin visitar el Puente de Sant'Angelo, o el de Milvio, donde comenzó la tradición de poner candados (algo que no hay que hacer porque el peso extra puede dañar la estructura del puente).
Tal vez pasearían por el Parque de los Naranjos y disfrutarían de las vistas de su mirador, disfrutarían del encanto del barrio de Trastevere, perdiéndose por sus callejuelas y disfrutando de sus rincones escondidos, y terminarían la jornada disfrutando de otro de los miradores clave de la ciudad, el situado en la colina de Gianicolo.
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