Empieza "un período de calma y descanso necesario" para Charlène de Mónaco. Así lo ha comunicado de manera oficial la Casa Grimaldi pocos días después de que la princesa y esposa del príncipe Alberto, que llevaba seis meses en Sudáfrica para tratar la grave infección de oídos, nariz y garganta que sufre, regresase al Principado. Un reencuentro con su marido y sus dos hijos, Jacques y Gabriella, que no solo parecía confirmar la estabilización de la salud de la consorte, también su vuelta a la agenda 'royal'. Sin embargo, su complicada situación le ha obligado a dar un paso atrás y anunciar su retirada de la vida pública por un tiempo indeterminado.
El único fin de esta decisión es, en palabras de la familia real, "garantizar la mejor recuperación de la salud de la princesa Charlène", que tal y como han confirmado se encuentra en estos momentos "convaleciente y continuará estándolo durante las próximas semanas, dándole tiempo a recuperarse de un estado de profunda fatiga general".
Este cambio de planes, justo cuando parecían volver a querer introducirla en los actos oficiales de la casa monegasca, se debe a que "proteger la comodidad y la privacidad" de su alteza "es esencial para su recuperación". Además, para evitar esta presión mediática de la que hablan en el comunicado, "la ubicación de la princesa seguirá siendo estrictamente confidencial". "Durante este período temporal de descanso, la pareja principesca solicita amablemente que su privacidad y el entorno familiar sean muy respetados. La información sobre la salud de la Princesa se comunicará a su debido tiempo, antes de las vacaciones de Navidad", han anunciado.
Esta retirada por prescripción médica tendrá consecuencias a corto plazo. La primera, su ausencia a la Fiesta Nacional de este año ni a las celebraciones correspondientes junto a su familia y la gente de Mónaco. Tan pronto como ella se recupere, "la princesa espera poder llevar a cabo una vez más sus deberes junto al príncipe y pasar tiempo con los monegascos".
Después de medio año sin poder pisar Mónaco, Chàrlene regresaba al Principado a comienzos de este mismo mes. De acuerdo con un portavoz de Palacio, llegaba “de buen humor y deseando volver a casa” tras seis meses complicados en Sudáfrica, su país de origen. Fue el pasado mes de mayo cuando viajó hasta allí para revisar las tareas de su fundación y se vio obligada a quedarse después de que los médicos le diagnosticaran una infección de garganta, nariz y oídos por la que tuvo que ser intervenida hasta en tres ocasiones. Los médicos la prohibieron viajar de vuelta por lo perjudicial que sería el vuelo para sus oídos.
Una anómala situación que originaba todo tipo de especulaciones sobre su verdadero estado de salud y la solidez de su matrimonio con Alberto de Mónaco, con quien tiene dos hijos: Jacques y Gabriella. “Charlene no se ha exiliado”, insistía el hijo de Rainiero y Grace Kelly en una entrevista para la revista People. “No se fue porque estuviera enfadada conmigo o con alguien más. Se fue a Sudáfrica para comprobar el trabajo de su fundación allí y para pasar algo de tiempo con su hermano y sus amigos”, aseveraba el príncipe, que aclaraba que estaba previsto que la estancia de su mujer se alargara únicamente durante una semana.
Alberto de Mónaco asistía este fin de semana a Dubái, donde visitó el pabellón monegasco de la Exposición Universal que se celebra en los Emiratos Árabes. Todas las miradas estaban puestas en la que prometía ser la reaparición pública de Charlène tras su vuelta al principado. Finalmente no fue posible. Palacio explicaba que la actual princesa consorte necesitaba reposo tras el viaje y recuperar tiempo con sus hijos.
Así que Alberto pidió a su hermana Estefanía que le acompañara, y ella acudió con Camille Gottlieb y Louis Ducruet, sus dos hijos. Los Grimaldi pasearon por el pabellón de Mónaco, hicieron fotografías de la galería de espejos que lo adorna y fueron a una ceremonia celebrada en conmemoración del Día Nacional del Principado.