Hubo unos años en los que el por entonces príncipe de Asturias se llegó a plantear muy seriamente contraer matrimonio con una plebeya noruega. Alta, rubia y modelo de profesión, Eva Sannum pasará a la historia de nuestro país como la novia más discreta de Felipe VI, que llegó a la Casa Real sin hacer ruido y se marchó de la misma forma. Después de una ruptura en buenos términos anunciada por el propio príncipe, ella se alejó del foco y no aprovechó su situación mediática para ganar popularidad. Tampoco concedió entrevistas para hablar sobre sus vivencias en este noviazgo, a pesar del interés que suscitaba su testimonio y las grandes cantidades de dinero que le llegaron a ofrecer. Pero ahora, 20 años después, con una vida diferente y un anonimato deseado, ha roto su silencio para hablar distendidamente de esta época en la que aspiraba a ser la reina consorte de nuestro país.
“Llevo muchos años evitando usar esta vieja historia mía de España. Puede parecer arrogante, pero no quiero que nadie piense que hablo de mi pasado con la prensa y del príncipe, o que doy una entrevista porque echo de menos ser el centro de atención”, advertía Eva en el diario noruego Aftenpostes, donde denunciaba que la prensa se habría aprovechado de su silencio durante años para publicar mentiras. “Tal vez fui un poco terca, quizá debería haber hecho una declaración. Cuando eliges no comentar nunca nada, como fue mi caso, se dan por verdad cosas que no tienen nada que ver con la realidad. La gente probablemente piensa que perdí una vida con yates y champán. Pero no se dan cuenta de que es agotador. Es una vida llena de limitaciones”.
Sannum confiesa que entre estas falsedades se incluye el inicio de su relación. Hubo medios que afirmaron en sus páginas que sus caminos se cruzaron en una fiesta y que fue Haakon de Noruega el que ejerció de celestino entre ambos. “Felipe y yo nos conocimos completamente por casualidad cuando yo vivía en Madrid. Y sucedió en 1996”, señala ahora.
Eva rememoraba en esta entrevista la abrumadora presión mediática de aquellos tiempos y explicaba que llegó incluso a redactar un diario. “Felipe me aconsejó que no lo hiciera porque tenía miedo de que me los robaran”. No hubiese sido la primera vez que un recuerdo íntimo de la pareja llegaba por sorpresa a manos de los medios. En esta misma entrevista aseguraba que las fotos publicadas del príncipe y su novia frente al Taj Mahal fueron robadas de un álbum privado por personas de su propio círculo. “Se sospechaba que muchos, incluida yo, las habían filtrado. La persona que las robó me escribió una carta muchos años después para aliviar su mala conciencia”, reconocía.
Unas imágenes en la India que incrementó la persecución mediática y la búsqueda de la que muchos pensaban que sería la próxima reina de España. Periodistas de todos los países se turnaban frente al apartamento donde vivía con un amigo y cada mañana escaneaban por la ventana cuántas personas estaban allí y si podía salir con cierta tranquilidad a la calle. “Decidí al principio nunca mirar a la cámara de los paparazzi, no quería que nadie pensara que agradecía que me fotografiaran. Por un tiempo, consideré usar la misma ropa todos los días”, afirmaba.
De esa mala experiencia con la prensa empezó a trabajar con los medios de comunicación. Eva Sannum empezó como redactora publicitaria en la agencia de publicidad Try, después se convirtió en socia de la agencia de comunicación Geelmuyden Kiese, y ahora tiene su propio negocio. “Comprendí mejor que tienen un trabajo que hacer, que no son necesariamente personas estúpidas. Era la oportunidad de poder contribuir después de haber experimentado la influencia de la prensa como pocos”.
Eva Sannum ha dejado la vida real atrás. Actualmente vive en la capital de Noruega con su marido, el publicista Torgeir Vierdal y sus dos hijos. “Estoy muy contenta de no haberme convertido en reina”, valora su vida fuera de protocolos y su tranquilidad. La noruega ha conseguido el anonimato que el actual rey de España le deseó el día que comunicó que su historia había acabado.