Esta semana, la revista francesa 'Point de Vue' sorprende con la reina Letizia en portada. Y lo hace no por el hecho en sí de llevar a la consorte abriendo su último número, sino por coronarla como 'la reina feminista'. Junto a otras 'royals' europeas, la esposa de Felipe VI encabeza un editorial en el que los franceses reflexionan sobre el gran avance que han hecho estas grandes y tradicionales instituciones con los discursos y el compromiso de figuras como la de la propia Letizia, Meghan Markle o Victoria de Suecia, con respecto a la igualdad entre hombres y mujeres.
Bajo la premisa de "al asalto de los últimos tabúes", la revista monárquica destaca el papel y compromiso de estas mujeres en su lucha contra la desigualdad y violencia machista. "En un mundo post-Me Too, algunas Altezas Reales han decidido marchar al combate con un objetivo: liberar la palabra de las mujeres ¿Y si el feminismo se escribiera también en la corte…?", se preguntan después de haberlas visto abanderando distintas causas relacionadas con el feminismo. Menopausia y menstruación, la violación como arma de guerra, o en el caso concreto de doña Letizia, temas como la brecha salarial, la violencia de género o la falta de referentes y liderazgo femeninos.
Como mujeres de su tiempo es lógico pensar que todas ellas estén comprometidas con el movimiento, aunque prácticamente ninguna de ellas se haya declarado abiertamente adscrita al mismo. No obstante, sus actos, discursos, e incluso su ropa, marcan un claro antes y después con respecto a sus predecesoras y son la clara evidencia de que sí, ellas también son feministas.
Centrémonos en Letizia. La 'Reina roja' – por su color predilecto a la hora de vestir o por su supuesta afinidad al partido republicano antes de conocer a Felipe –. Mientras su figura es cuestionada cada día en nuestro país, fuera de nuestras fronteras goza de una importante popularidad. Prueba de ello lo último publicado en la revista francesa, no olvidemos, monárquica, en un país republicano.
La que fuera presentadora de los informativos de la cadena pública no deja de hacer constantes guiños al feminismo. En el último año, la agenda de la reina ha estado cargada con actos de este tipo. La hemos visto junto a la ministra de Igualdad, Irene Montero, en más de un acto; defender el papel de la mujer en la internalización de la economía española e incluso descubrir un busto en honor a Clara Campoamor.
En sus discursos siempre suele incluir referencias hacia las mujeres y la igualdad; un compromiso por el que en 2019 llegó a ser premiada por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género con un Premio por su implicación en la lucha contra la violencia machista y su preocupación por las mujeres maltratadas, especialmente las que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad.
"Lo que querría es trasladar esta distinción a todas las personas que cada día, de un modo callado, esforzado y con recursos limitados, ayudan, aconsejan, curan, animan, atienden, escuchan, asesoran, reconfortan y consuelan a quienes sufren violencia doméstica y de género". "Y, por supuesto, un recuerdo permanente y respetuoso para todas las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, cincuenta y dos en lo que va de año", dijo al recogerlo.
Pero más allá de sus discursos, su imagen también habla. Y mucho. Hace tiempo que doña Letizia comenzó a presumir de canas – las que por cierto destacan en la portada de Point de Veu, donde se puede ver a la reina muy sonriente, en una imagen que fue tomada durante un viaje que los Reyes realizaron a París, en octubre de 2018, para inaugurar una exposición de Joan Miró. Un revolucionario gesto con un importante trasfondo, pero no nos referimos a eso. La cuestión va más allá y podemos encontrarla en claros ejemplos como el vestido que lució el pasado mes de junio mientras presidía la Reunión de trabajo del Patronato de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción
Una prenda que, más allá de lo puramente estético, destacaba por el gran mensaje que escondía. Y es que la pieza había sido confeccionada por supervivientes de la prostitución en los talleres de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP). Un gesto con el que la reina se posicionó abiertamente sobre un problema, como bien titulaban los franceses, aún tabú y con el que una vez más demostró su sororidad.