Si ha habido algo que ha traído de cabeza, en los últimos tiempos, a Isabel Pantoja -además de la enemistad con sus hijos- ha sido la venta de su casa, Cantora. Tras la muerte de doña Ana, esta vivienda -a la que muchos califican de ‘búnker’- se ha convertido en su mejor refugio. Ha sido ahí donde se ha refugiado de sus problemas con Hacienda, de sus desavenencias con su hijo Kiko y donde ha compartido más momentos con su hermano, Agustín, su mano derecha.
La impresionante casa, que está emplazada en la localidad de Medina Sidonia, en Cádiz, en sus mejores años se convirtió en el lugar de las celebraciones familiares. Pero, también, donde se produjeron los mayores conflictos de la familia; no podemos olvidarnos de la imagen de Isa P saltando la valla o de cuando su hijo, Kiko, aquel día de agosto descubrió ‘la habitación prohibida’.
Por todo ello, Cantora se ha convertido en parte fundamental de la historia de Isabel, con la que podremos entender mejor su vida. Pero, ¿cuáles han sido esos rincones de los que ha disfrutado la cantante durante tanto años? Parece ser que, ahora, sería el momento en el que la tonadillera tendría que decir ‘adiós’ a su hogar, ya que la casa está en venta y puede que ya haya encontrado a un comprador.
Lo cierto es que Cantora nació con el sueño de Paquirri hecho realidad. El torero quería una finca grande, donde pudiera cuidar y criar a sus animales. Es por eso que, para comprarla, invirtió sus ahorros en sus más de 500 hectáreas y los 2.000 metros construidos sobre los que nos encontramos con un gran paraje y una impresionante casa, que es la que preside la finca en todo momento.
Además de habitaciones, la casa también cuenta con varios salones, cuartos de baño, un salón de juego con gimnasio, una sauna, bodega, trastero, piscina, caballerizas, garajes, oficinas y una plaza de tientas. Todo ello está decorado con distintos motivos taurinos, en los que se refleja que la tonadillera todavía no ha podido olvidar a su marido.
Es por eso que en toda la vivienda nos encontramos con fotografías, trofeos y fotos de Paquirri, Kiko e Isa P. Lo cierto es que los primeros años, tras la muerte del torero, no fue nada fácil vivir ahí. Aún así, Isabel logró superar el dolor y convivir con las imágenes de Paquirri. En el testamento que dejó el torero, el 51 por ciento pertenece a su mujer, mientras que el 49 por ciento es de su hijo, Kiko. Por tanto, el DJ le ha pedido a su madre vender la finca para que ambos puedan hacer frente a sus deudas con Hacienda.