La madera es uno de los materiales más utilizados. Por eso, será común que las puertas que hay en las casas estén realizadas en este material. Para mantenerlas en perfecto estado será muy importante limpiarlas y conservarlas correctamente.
Lo primero que habrá que hacer será diferenciar entre aquellas puertas que se encuentran en el exterior y en el interior. Así, cada una de ellas tendrá un tratamiento distinto. Las puertas exteriores tendrán que hacer frente al frío, al calor y a las lluvias. Por eso, necesitará un tratamiento concreto.
Si hay acumulación de agua o de suciedad podrán aparecer hongos, sobre todo en las maderas coníferas y frondosas. La humedad será otro de los mayores enemigos de la madera, ya que podrá acabar hinchándose.
Lo primero que habrá que hacer será retirar todo el polvo que nos encontramos. Para ello, podremos utilizar un plumero o un paño de microficha. Luego, será esencial deshacerse de todas las huellas y manchas que podamos encontrarnos con un poco de jabón y agua tibia. Lo siguiente será secarlo correctamente, sin dejar ningún rastro.
Otra opción será hacer uso de un poco de amoniaco y agua. En este caso el procedimiento será el mismo: habrá que poner en un cubo agua y un poco del producto, empapar un paño de microfibra, escurrirlo bien antes de pasarlo por la puerta. Igualmente, habrá que secar la puerta.
Las puertas de madera barnizadas tendrá otra limpieza distinta. Así, la pre-limpieza incluirá la utilización de un paño de microfibra o aquel que sea más suave para eliminar el polo y cualquier tipo de resto. Eso sí, deberás tener cuidado con no rayarla. Luego, habrá que usar un paño húmedo con un poco de jabón y vinagre para repasar la madera. De esta manera, quedará la superficie totalmente limpia.
Respecto al secado, lo más recomendable será optar por el paño más suave que encuentres. Además debes tener en cuenta que habrá que secar la superficie en la dirección de las vetas. Así, se evitará que, aunque estén lacadas o barnizadas, quede humedad en ellas.