La piel de los niños es más sensible que la de los adultos, por eso debes proteger a tus hijos del frío para evitar que sufran rojeces e irritación. Al tener menos grasa subcutánea que nosotros y su sistema de termorregulación menos desarrollado, retienen peor el calor y acusan más la exposición a las bajas temperaturas. Ayúdales a pasar un invierno saludable y bien protegidos del clima con estos consejos.
La forma de vestirlos ayuda a protegerles del frío, incluso en las zonas de piel que están cubiertas de ropa. Lo ideas es vestirlos por capas, para poder regular su temperatura en los diferentes espacios en los que se muevan, ya sea en la calle o dentro de un edificio cerrado. La ropa debe ser, preferiblemente, de algodón, para que les pueda dar calor al tiempo que permite la transpiración.
Las zonas del cuerpo más susceptibles de verse afectadas por el frío son el rostro y las manos. Por lo tanto, no deben faltar en su vestimenta gorro, bufanda y guantes para hacerle frente a las bajas temperaturas, al viento y a la humedad del ambiente.
Seguro que no te saltas aplicarles una loción o crema hidratante después de la ducha, pero ese gesto debe repetirse antes de salir a la calle en las zonas que son más sensibles al frío, como el rostro, labios y nariz. Utiliza una crema hidratante especial para niños y llévala contigo para reaplicarla cada dos horas si es necesario. Para los labios y nariz hay bálsamos especiales muy efectivos por su capacidad para proteger e hidratar al mismo tiempo.
Para mantener la barrera protectora de la piel lo más intacta posible, también es importante prestar atención a la hora del baño. Procura que sea breve, no a diario, con agua templada y con un gel suave especial para niños, que respete el pH natural de su piel. Después, sécales bien, sin frotar, y procurando que no queden restos de humedad en los pliegues de la piel. Por último, ya sabes, aplica una loción hidratante por todo el cuerpo, incluyendo la cara.
La buena alimentación se refleja en el estado de la piel y en su capacidad para resistir las inclemencias del clima. Procura que tus hijos coman frutas y verduras a diario y, sobre todo, que beban agua para mantenerse bien hidratados.