Con el verano recién estrenado y las vacaciones a la vuelta de la esquina, es el momento de vencer a la pereza y organizar el armario, después vendrá la cocina. Todo a su tiempo. Antes de empezar, elige un día y marca un tiempo, no lo alargues más de unas horas (dos o tres deben ser suficientes), mantenlo en forma el resto del año, para que tu esfuerzo haya servido para algo, y sé realista: los ‘por si acaso’ adelgazo y vuelvo a entrar en un pantalón de hace 10 años o esa camiseta (que no hay por dónde coger) me la regaló mi novio de bachillerato y me da pena tirar no están permitidos. El orden y el espacio no entienden de deseos ni de sentimentalismos.
Después elige un método, el de Marie Kondo que todos conocemos y hemos puesto en práctica en alguna ocasión es una opción (Tania Llasera incluida), pero ahora mismo todo el mundo habla de la regla de 90/90. ¿En qué consiste para que haya (casi) destronado al método Konmari? La premisa es sencilla, si al abrir tu armario ves alguna prenda que no hayas usado en 90 días y tampoco crees que lo vayas a hacer en los próximos tres meses, dile adiós (con cariño), sácala de tu armario y dásela a alguien, dónala o descártala. De esta forma, disminuirá la ropa que llevas temporadas o, incluso, años, sin ponerte de una manera rápida y sin dramas.
La regla del 90/90 surgió a raíz de 'The Minimalists', un documental de Netflix de Joshua Millburn y Ryan Nicodemus, donde se explicaba que la manera más sencilla de simplificar tu armario, y tu vida también, es siguiendo las reglas. Más concretamente una: 90 días es la prueba de fuego que deben pasar todas las prendas de tu armario. Eso sí, como las reglas deben adaptarse a las circunstancias, a ti y al momento, esos 90 días pueden llegar a 120 o, incluso, a 180 días para un armario de temporada. La clave está en ser honestos. Simplifica tus posesiones y tu vida, en general.
Una vez que te has deshecho de todo lo que no has usado o no vas a usar en 90 días, al menos, o, siguiendo los consejos de Marie Kondo, de aquellas prendas que ya no usas, no te hacen feliz y no sientes nada por ellas, es hora de organizar. Aprovecha el momento de sacar todo, para limpiar en profundidad lugares de difícil acceso como el fondo de los cajones. A continuación, establece tu propia distribución. Hazlo basándote en tus necesidades y cantidad de ropa: no es lo mismo alguien que ‘colecciona’ camisetas que la que ha establecido el vestido como el uniforme veraniego y precisa espacio para colgar.
En este camino hacia el armario ideal es tan importante una buena distribución como elegir elementos y accesorios que te ayuden a mantener el orden. Para que la organización sea más sencilla, sitúa las prendas que más usas al alcance de la mano, procura que las pilas de prendas dobladas no corran peligro de desmoronarse, dobla adecuadamente (hay infinidad de TikToks explicando la mejor forma) y coloca una sola prenda por percha. Como refuerzo utiliza el modelo adecuado según la ropa, apuesta por bandejas extraíbles que permiten tener todo accesible sin tener que agacharte, dispón de organizadores de cajones que multiplican la capacidad interior, elige una barra basculante o pantalonero extraíble.
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