Desde que decidió tomarse un tiempo alejada de la música para cuidarse, el regreso de Amaia Montero al mundo de la música ha sido esperado con ganas por todos sus seguidores. Su participación en el concierto de Karol G en el Santiago Bernabéu, donde cantaron juntas Rosas, fue tan solo un aperitivo que en lugar de calmar al hambre de sus seguidores, sirvió para alimentarlo. Poco después sacaba Tormenta perfecta.
Tanto es así que la salida de Leire de La Oreja de Van Gogh desató un aluvión de rumores que señalaban que esta ruptura se producía porque el grupo quería traer de vuelta a Amaia, que había sido la cantante anterior de la banda. No fue así y todas las partes implicadas se encargaron de aclararlo, con mayor o menor firmeza, lo que hace que muchos seguidores sigan pensando que es una posibilidad que puede suceder en el futuro.
De momento parece que Amaia ha decidido hacer las cosas con calma y, sobre todo, a su manera. Se lleva tiempo hablando de su regreso a los escenarios y todo apunta a que tendrá lugar pronto, pero hasta que llegue el momento de volver a llenar salas de conciertos y escenarios de toda España, Montero está preparándose para lo que se viene en su casa, una coqueta buhardilla en Irún, donde regresó para poder estar más cerca de su familia.
Hasta que llegue el momento de retomar su carrera por todo lo alto, las noticias que llegan de la artista es a través de las redes sociales, donde no solo se pueden ver detalles de su vida y sus estilismos, también quedan a la vista algunas pinceladas de la casa en la que vive, una buhardilla moderna y con toques personales que nunca pasan de moda.
La luz es esencial en todos los hogares, aporta vida y energía positiva y por eso no sorprende demasiado que las ventanas se conviertan en centro de las fotografías que comparte, en las que también se pueden apreciar los suelos de madera que cubren la casa y por los que la artista no duda en caminar descalza. Un parquet en tonos oscuros que aporta un toque de elegancia atemporal.
Los colores claros son la tendencia predominante en la casa de Amaia, se pueden ver en los pocos muebles que ha enseñado, pero también en las paredes, de color claro y con armarios que quedan fuera de la vista, ocultos tras las puertas correderas. El resto de las paredes tienen también el toque personal de Montero, que ha optado por cubrirlas con un papel pintado de rayas verticales y gruesas en tonos tierra.
Un contraste ideal con el sofá de gran tamaño y tapizado en lino, un tejido natural que ayuda a crear ese ambiente relajante, cálido y acogedor que se puede apreciar en todos los rincones que la cantante ha mostrado, que no son demasiados porque para ella, su intimidad es lo más importante y por eso se cuida mucho de mostrar más de lo que le interesa.
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