La casa de Manuel Díaz ‘El Cordobés' y Virginia Troconis en Sevilla: con jardines y de estilo andaluz

Manuel Díaz ‘El Cordobés’ y Virginia Troconis forman una de las parejas más queridas y consolidadas del panorama español. Con más de 20 años de matrimonio, han demostrado ser un ejemplo de estabilidad y complicidad, tanto en su vida personal como en la pública. La pareja no se corta a la hora de mostrar su felicidad al mundo en sus redes sociales, donde en Instagram tienen una buena comunidad de seguidores que sigue cada uno de sus movimientos. Además de sus viajes y posados familiares, suele ser frecuente que publiquen imágenes de su envidiable hogar, una majestuosa finca en el corazón de Sevilla, que te mostramos en el vídeo que encabeza la noticia.

Su refugio, conocido como la finca 'Cerro Negro', no solo es su residencia habitual, sino también el lugar donde cultivan su pasión por la vida en el campo y disfrutan de su familia. Adquirida por ‘El Cordobés’ en 1993, esta propiedad es un auténtico paraíso rústico que se extiende sobre más de 150 hectáreas en el municipio de Guillena. La finca es un testimonio vivo de su amor por las raíces andaluzas y por un estilo de vida en armonía con la naturaleza.

Un hogar lleno de tradición y estilo andaluz

'Cerro Negro' destaca por su arquitectura típica andaluza, con una vivienda principal que refleja un estilo rústico y acogedor. La decoración interior incluye elementos clásicos como vigas de madera, suelos de barro cocido y paredes en tonos cálidos que transmiten una sensación de hogar.

El salón principal, amplio y luminoso, está decorado con muebles robustos de madera maciza, textiles en tonos tierra y detalles taurinos que rinden homenaje a la carrera de Manuel Díaz, como fotografías y trofeos.

Además, los ventanales del salón permiten disfrutar de unas impresionantes vistas del paisaje natural que rodea la finca, inundando el espacio de luz y conectando el interior con el exterior de manera armoniosa. Cada rincón de la casa está diseñado con cuidado, creando un equilibrio perfecto entre funcionalidad y estética.

Los jardines, todo un paraíso

La finca no solo destaca por su hogar principal, sino también por sus extensos jardines, terrazas y áreas dedicadas al ocio al aire libre. Las terrazas están amuebladas con piezas cómodas y elegantes, ideales para disfrutar de los días soleados o de las noches cálidas.

El porche resulta de lo más apetecible, con vigas de madera y arcos que recuerdan a los cortijos andaluces y en los que no falta el mobiliario de piedra, madera, hierro y rafia, un combo infalible.

Los jardines, perfectamente cuidados, son un espacio donde la familia puede relajarse y conectar con la naturaleza.

Otro de los grandes atractivos de la propiedad son las instalaciones para la cría de animales y la práctica de actividades ecuestres, una de las grandes pasiones de la familia. Este entorno permite a Manuel y Virginia disfrutar de un estilo de vida activo y en sintonía con el campo, transmitiendo esos valores a sus hijos.

Una cocina perfecta para recibir invitados

Los muebles de madera maciza en tonos cálidos, se integran a la perfección con una encimera de mármol que aporta un toque robusto y auténtico. Azulejos artesanales decoran las paredes, añadiendo color y personalidad al espacio. Equipos modernos se han incorporado discretamente, logrando un equilibrio entre funcionalidad y estética clásica.

El baño, ideal

Aunque de los dormitorios y servicios no hay muchos detalles, alguno sí que hemos podido vislumbrar. El baño principal destaca por sus acabados vintage, entre los que sobresale la madera brocada que reviste los muebles y los marcos de los espejos, aportando un aire de sofisticación rústica. Este material, tallado con delicadeza, encaja a la perfección con los tonos claros de las paredes y el mármol del lavabo, creando un ambiente cálido y acogedor.

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