Ana Obregón está viviendo una etapa complicada en su vida. Es por eso que la actriz se ha refugiado en sus amigos, su padre y su hogar en Madrid para intentar superar el reciente fallecimiento de su hijo Álex y de su hijo Álex su madre. Así, su casa se ha convertido en su guarida, el lugar que ha elegido para pasar ese luto y, también, para que pasen los días. Durante estos últimos años, su hogar ha guardado esa privacidad que siempre ha ansiado y ahora mismo necesita.
La vivienda se encuentra en la exclusiva urbanización de La Moraleja y ha sido la escenificación de muchos años de trabajo. Por eso, podemos tildar la casa de una mansión, que cuenta con un amplio jardín y con su propia piscina. Está construida en ladrillo visto y en el año 2012 Ana decidió realizar una reforma para darle otro toque y un giro de 180 grados a algunas de las estancias.
La Moraleja es un barrio muy especial para Ana y su familia. Fue hace muchos años cuando sus padres adquirieron terrenos en la zona donde comenzaron a construir casas. Y, por eso, le construyeron una vivienda a su hija Ana. Fue ese espacio el que más tarde se denominó como ‘La Moraleja’. Ahora, es la hermana de Ana quien se encarga de la gestión del lugar.
La casa cuenta con una entrada bastante amplia y donde también se encuentra la escalera, que reformó durante la obra que hizo en 2012 para modernizarla. Así, optó por una barandilla hecha en vidrio transparente. Además, los escalones están realizados en mármol blanco, lo que proporcionan al área un toque más moderno, amplio y despejado.
La siguiente estancia es el salón que cuenta con unos techos muy altos y abuhardillados, con una distribución abierta, y con un acceso directo a la zona del jardín. Además, la joya del salón es el salón, de amplísimas dimensiones y en color crudo que combina a la perfección con los cojines en azul oscuro, verde y con otros estampados. También, nos encontramos con un gran piano de cola blanco.
Toda la casa sigue esos tonos claros, donde tampoco desentona el comedor. Este está presidido por una gran mesa blanca con unas sillas de la misma tonalidad. Además, para ponerle esa parte más de ‘relax’, Ana cuenta con dos centros de mesa con arena de feng shui y unas velas.
La zona de la cocina es la que no ha sufrido ningún tipo de reforma. Sus paredes, que se encuentran exactamente igual que cuando se construyó, son de azulejos blancos. Puede ser que la zona necesite un lavado de cara, ya que sus armarios están bastante desgastados por el paso del tiempo.
También, la casa de Ana destaca por tener una numerosas estancias. Probablemente una en la que ha pasado más tiempo con su hijo ha sido un gran salón que cuenta con una impresionante televisión y con un aspecto muy acogedor.
De su habitación podemos decir que la decoración es lo que prima. Así, frente a la chimenea, Ana ha colocado un tigre de grandes dimensiones que custodia su amplísima cama. También, encima del cabecero se encuentra una cruz, dando fe de la religiosidad que prima en la actriz.