Raquel Sánchez Silva siempre ha preferido que el foco mediático se mantenga sobre su dilatada trayectoria profesional y no sobre su vida privada. Como explicaba en una entrevista concedida a esta página web, su intención es que sus hijos y su entorno queden fuera de la ecuación, aunque de vez en cuando hace alguna excepción. Pero de esa esfera íntima ha dejado fuera la casa que comparte con sus mellizos y su chico, el productor argentino Matías Dumont, desde hace ya varios años. Una vivienda que sus seguidores en redes sociales conocen bien y que da buena muestra de la pasión de la presentadora por la decoración: así es por dentro la espectacular casa de Raquel Sánchez Silva en el centro de Madrid. ¡Dale al play para ver las imágenes!
La vivienda que comparten Sánchez Silva, Dumont, Mateo y Bruno es un piso situado en uno de los barrios céntricos de la capital española, que anteriormente pertenecía al decorador Luis Puerta y al que se mudó en 2014. Cuenta con unos 180 metros cuadrados, según lo publicado en algunos portales, y con tres habitaciones. El hogar, que ella define como "acogedor y cálido" y suele estar muy impregnado del "ritmo" que le dan sus dos mellizos de seis años.
La presentadora había mostrado algunas partes del hogar en un reportaje para la revista AD. Pero era reacia a mostrarla en redes sociales, una actitud que cambió tras el confinamiento estricto de la pasada primavera. Entonces, además de compartir imágenes en las que pudimos ver su "refugio", la extremeña también habló de su relación con él y de la gran importancia que tiene en su vida y en su salud mental. En una entrevista con la mencionada publicación, reflexionaba sobre ese tiempo que hubo que pasar en casa: a Raquel le gusta disfrutar de su hogar, y en aquellos meses en los que paró su ritmo habitual, pudo redefinir el significado de la vivienda y de sus espacios.
El estilo del piso de la presentadora mezcla el clasicismo y la modernidad, y transmite a la perfección su personalidad y estilo. Raquel mantuvo algunos elementos de su anterior propietario, pero reformó partes e incluyó muchas novedades para dar a la casa su toque. Siendo, como es, una verdadera apasionada del arte y la decoración, le interesan especialmente los muebles antiguos y de segunda mano: el reciclaje y la reutilización son importantes para ella, que valora mucho que un elemento tenga una historia detrás.
En la vivienda se acumulan, además, un buen número de obras de arte firmadas por amigos de la pareja, que llevan ya ocho años juntos. También muebles de antepasados suyos, o artículos firmados por ellos mismos, como una lámparas que Dumont crea junto a su hermano o los productos textiles de Sánchez Silva.
El salón es el plato fuerte de la vivienda: está pintado de blanco, el suelo es de tablillas de madera y conserva columnas y elegantes molduras. Como ocurre con otras estancias, las notas principales son la luminosidad y la amplitud. En forma rectangular, está presidido en una de sus paredes por una imponente chimenea que mantiene una estructura clásica, pero ha sido remodelada, y sobre la que descansa un gran cuadro. A ambos lados, dos grandes espejos hasta el techo cubren por completo la pared, y delante de uno de ellos se sitúa un magnífico mueble en madera.
En una de las paredes se encuentran grandes ventanales con balcón, que dan a la calle. En el muro opuesto se sitúa un enorme sofá, en beige y marrón claro, cubierto de cojines. En la zona entre ambos se reparten actualmente varias sillas de diseño y una pequeña mesita baja de centro, en tono oscuro. Todo sobre una gran alfombra en color beige y con formas geométricas.
La parte opuesta a la chimenea conecta con el recibidor (que cuenta con una impresionante librería) y con el comedor. En esta zona se sitúan muchas obras de arte, un escritorio de cristal y también el televisor, oculto tras las puertas de lo que simula ser un mueble de buzones antiguo. Es, además, el espacio de la casa en el que hemos podido ver a Sánchez Silva practicar deporte. La presentadora es muy aficionada a la actividad física y combina diversos tipos de entrenamientos, como el 'strong' o el 'ballet fit', el método a que debe su cambio físico, basado en rutinas de alta intensidad.
El comedor se ha convertido en el photocall habitual para sus looks en Instagram. La extremeña, gran aficionada a la moda y muy vinculada a ella profesionalmente, suele mostrar sus atuendos desde esta habitación, contigua al salón, con la que se comunica. El suelo sigue siendo el mismo, en madera, pero las paredes son en tono ocre, tras haber estado cubiertas con papel pintado durante una época. Del techo cuelga una impresionante lámpara, bajo la que se sitúa una mesa de madera, con sillas blancas alrededor y sobre una alfombra en blanco y negro. El color lo aporta un gran cuadro abstracto en tonos turquesa.
La cocina es un espacio absolutamente diáfano, "el corazón de la casa", en palabras de Raquel. La protagonista aquí es la gigantesca isla que se sitúa en el centro del cuarto y que ocupa buena parte del mismo, rodeada de sillas. Se trata de una de las estancias, junto con los cuartos de baño, que menos ha cambiado con respecto a la apariencia previa de la vivienda. Con todo el mobiliario, las paredes y hasta la campana extractora en blanco, destacan el suelo de madera, una gran fotografía enmarcada y un pequeño jardín vertical.
Los dormitorios son las estancias que menos ha mostrado Raquel. Los espacios más íntimos de su hogar han quedado más resguardados de las miradas de sus seguidores en redes sociales, donde apenas han aparecido. Pero en el mencionado reportaje para la revista AD sí pudimos comprobar qué aspecto tenían, al menos en el momento de su publicación. El dormitorio matrimonial sigue las líneas diáfanas, con abundancia de blanco y el cabecero de la cama en cuero, destacando un tocador heredado de la casa de sus abuelos.
El de los mellizos es una de las estancias más diferentes de la vivienda: cuando Raquel lo mostró estaba cubierto con papel pintado con peces de colores, y lo presidían sendas cunas de madera. Un detalle curioso de este cuarto eran las contraventanas, antiguas y de madera, que aportaban un toque rústico al espacio infantil.