David Botello: “Los Borbones tienen una afición desmedida por el sexo opuesto, es una constante en la familia”

La historia de los Borbones está plagada de anécdotas inverosímiles. Como la de Felipe V, el primer rey de España Borbón que se creyó una rana y llegó a declararse en huelga monárquica. O la de María Cristina I, la reina más corrupta de toda nuestra historia que se llenó los bolsillos con varios pelotazos urbanísticos. También la Luis I El Breve, de quien Froilán es un digno sucesor ya que fue el primer Borbón que quemó las noches de Madrid. Una serie de historias que tienen su eco a día de hoy y que David Botello ha reunido en el libro 'No me toques los borbones', una obra en la que hace un recorrido desde los inicios hasta la actualidad de la dinastía más poderosa de la historia de Europa. 

Es curioso que los Borbones no nacieran en ningún palacio ni gran lugar...

El origen en general de todo el mundo es más humilde de lo que pensamos. Ninguna dinastía nace siendo reyes. Ellos vienen del sexto hijo de San Luis, de los Capetos, que era la primera dinastía poderosa de Europa. El primer Borbón es el nieto del sexto hijo de San Luis: un hombre que se casa con una señora que tiene un castillo en mitad de Francia y que antes de morir decide que su primogénito va a ser duque de Borbón.  

Ahí empieza la dinastía tal cual la conocemos hoy en día. Esta familia se pasa años calentando la banda hasta que llega Enrique IV y dice la famosa frase de “París bien vale una misa”, y ahí es cuando se convierte en rey de Francia. Este fue un buen político, ya que en un momento muy convulso, con muchas guerras de religión, fue capaz de lidiar con todo de una forma muy pragmática. Tanto que acaba pacificando Francia. Su nieto luego convertiría al país en la gran potencia que fue durante muchos años.  

Aparte de físicamente, hay ciertos rasgos del carácter que se repiten

Como dices, tardaron mucho tiempo en llegar a gobernar. Y cuando lo hacen, es casi por casualidad

La dinastía arranca con el sexto hijo de un rey, lo que a priori no tiene muchas posibilidades. Él no lo hace, pero su tátara tátara nieto, más o menos 300 años después, tiene la oportunidad. A partir de ahí fíjate la que han liado. 

También leemos que hay muchos paralelismos entre los borbones del pasado los de ahora

Aparte de físicamente, hay ciertos rasgos del carácter que se repiten. Tienen "un aire muy Borbón". También una afición desmedida por el sexo opuesto. Eso es una constante en la familia. 

A Luis I 'El Breve' lo comparas con Froilán. ¿Por qué? 

Luis I es el primer rey Borbón que nace en España. Le comparo con Froilán porque le gustaba mucho la juerga y el cachondeo. Se vestía de chulapo con sus amigos y quemaba la noche madrileña. Fue el primer Borbón que salía todos los días a pasárselo bien. Una afición que se lo llevó por delante: pilló una enfermedad extraña a los 17 años y se murió al poco tiempo. 

Felipe V se despertó pensando que era una rana. Incluso se declaró en huelga. Fue un rey muy particular

Sí. Fue el primer rey que se declaró en huelga monárquica. Él abdicó, le pasó el trono a su hijo Luis I, pero 229 días después se encuentra con que el testamento de Luis I le devuelve el trono. Y Felipe V tiene que volver a reinar. Pero él no quiere. Organiza una junta de teólogos y le dicen que tendría que gobernar su segundo hijo, quien luego será Fernando VI. Pero Felipe V está casado con Isabel de Farnesio, una mujer muy ambiciosa. Le manda una carta al Papa para neutralizar a la junta de teólogos y el pontífice le obliga de alguna forma a volver al trono. Le dice algo así como que tiene la cristianísima obligación de sacrificarse por sus vasallos. Se vuelve a sentar en el trono sin ninguna gana y lo primero que hace es declararse en huelga: se niega a recibir a sus ministros, a los embajadores, a hablar durante las audiencias, etc. Y dice una frase muy graciosa: “La mejor manera de no reinar es no hacer nada”. Es la primera huelga monárquica de la historia. 

Respecto a lo de la rana, él estaba obsesionado con que un sabio encantador había asesinado a su esposa hechizándola a través de la ropa blanca. Tenía tanto miedo, que dejó de lavarse durante muchísimos años: pensaba que este sabio encantador estaba intentando conseguir alguna muestra de su cabello o sus uñas, para que el hechizo fuese más maléfico. No se sabe si fue por el sabio encantador o por algún otro trastorno mental, pero un día se despertó diciendo que se había convertido en una rana. También dicen que intentó montarse en un caballo que estaba representado en un tapiz y que se estrelló contra la pared; que arremetía contra los cortinones del palacio porque pensaba que eran enemigos que le había mandado el encantador. Otro día empezó a gritar que estaba muerto, y no entendía por qué no lo enterraban. O que le habían robado las extremidades y se clavaba cosas por todo el cuerpo. Tenía muchos paralelismos con Don Quijote de la Mancha. 

Entre tanto hombre, ¿por qué destaca María Cristina I? 

María Cristina I fue la cuarta esposa de Fernando VII y la madre de Isabel II. Fue una mujer muy ambiciosa. Pensaba que su regencia iba a acabar pronto, ya fuera por la guerra carlista o por la política de los liberales, que querían controlar el poder absoluto de los reyes. Entonces empezó a hacer acopio de bienes: metió mano en la caja, se quedó con el monopolio de la sal, que en ese momento era muy importante para conservar la carne, controló el negocio del ferrocarril o dio muchos pelotazos inmobiliarios.  

Los hubo también que lo hicieron bien. Si tuvieras que elegir un rey, ¿con cuál te quedarías? 

Me quedaría con Fernando VI porque es muy poco conocido. Su hermanastro Carlos III, que lo sucedió, le organizó una campaña de difamación para acabar con su imagen de buen rey. Fernando VI fue el primer rey ilustrado que intentó modernizar el país. Renovó la Armada a través de un episodio muy curioso: mandó a Jorge Juan a Londres, de espía industrial, para que investigase cómo se fabricaban los barcos allí. Jorge Juan organizó una de las primeras fugas de cerebros y se trajo ingenieros y obreros especializados para construir barcos en España, con la misma calidad que los ingleses. Fernando VI también intentó modernizar la Hacienda, lo que le supuso un problema porque intentaba que los nobles pagaran impuestos por primera vez en la historia de España. Pero lo que más me gusta de él es que nos sacó de todas las guerras. Fue un rey pacifista. Su lema era ‘Paz con Inglaterra y guerra con nadie’. Así que dejó el país niquelado, con las arcas llenas, para que llegara Carlos III y recogiese los frutos.  

Mientras que Felipe VI no se salga de su papel, con la sucesión resuelta de Leonor, tenemos monarquía para rato

¿Y alguno que hiciera todo lo contrario?  

El peor Borbón, sin duda, fue Fernando VII, que era un desastre. Se cuenta que el Conde de Romanones quiso hacer una biografía sobre él y le pidió permiso a Alfonso XIII. El rey se le quedó mirando y le contestó que, con toda la gente buena que había en la familia, no entendía por qué quería escribirla sobre Fernando VII. Tiene mil anécdotas que demuestran lo mala gente que era, como cuando estaba en el exilio, después de haber vendido la corona a Napoleón, y brindaba por las victorias francesas en la guerra de Sucesión. Mientras el país se desangraba por defender su reino, él celebraba las derrotas. 

Y de todo ese bagaje, vienen los borbones actuales. ¿Ha mejorado la cosa con el emérito y el actual? 

Hay una anécdota que explica muy bien la relación que tenemos con nuestros reyes. Cuando Alfonso XII volvió del exilio, entró en Madrid con una gran aclamación popular. Cuentan que se acercó a un hombre y le dijo que se iba a quedar afónico de tanto gritar. Y él le respondió que eso no era nada: “No se imagina lo que gritaba cuando echamos a su madre”. Por contextualizar, a su madre la echó una revolución, la Gloriosa. Es decir, somos muy de aplaudir a los nuevos reyes, pero cuando nos hartan, somos capaces de echarlos.  

Les ha pasado a muchos Borbones, como a Juan Carlos. El Emérito tiene dos lecturas: una hagiográfica y otra más oscura. La primera lectura nos habla del rey que trajo la Constitución y el periodo de paz más largo de nuestra historia. La otra lectura pone el foco en los escándalos del último tramo de su reinado, cuando se dejó deslumbrar por el brillo de los oropeles, las riquezas fáciles y las faldas. Lo bueno es que las dos son históricamente correctas, lo que nos permite elegir cuál nos gusta más. Respecto a Felipe VI, por ahora, es la única institución que me da ciertas garantías. Mientras no se salga de su papel, con la sucesión resuelta con la princesa Leonor, tenemos monarquía para rato. Pero, por ahora, no deberían olvidar cómo gritábamos cuando echamos a su padre.