Pocos artistas pueden encarnar a través de su figura la historia reciente de su país. En el caso de España, el ejemplo más claro es el de Pepa Flores. Un mito que sirve para ilustrar muy bien los últimos años de la dictadura y la Transición, pero también los cambios que vivieron las mujeres en el último cuarto del S. XX. Pasó de ser, con Marisol, la niña prodigio del franquismo a impulsar el feminismo desde el comunismo, a separarse de su primer marido (Carlos Goyanes) y tener hijos con otra pareja, a protagonizar el primer desnudo en portada de la democracia, etc. Por ello, según la directora Blanca Torres, ha pasado el suficiente tiempo para poder leer su historia desde otro lugar. Y entender íntegramente la figura que fue. De esa idea nace ‘Marisol, mejor llámame Pepa’, el documental en el que explica su figura con testimonios de voces variadas entre las que se encuentran Amaia, Elvira Lindo o Enrique Cerezo.
¿Por qué recuperar ahora a Pepa Flores?
Después de que le dieran el Goya de Honor y que no fuera a la gala, es decir, que demostrara que tiene una coherencia inquebrantable tras decidir hace 40 años convertirse en una mujer anónima, me di cuenta de que no había muchos personajes como ella. También porque ha pasado el suficiente tiempo para poder leer su historia desde otro lugar. Ahora, además de aplaudir su talento, podemos entender sus decisiones vitales, la desprotección que vivió durante bastante tiempo y los ataques que sufrió.
¿Por qué representa tan bien el cambio que vivieron las mujeres de su época?
Ella se convirtió en un mito de las niñas de los años 60. Marisol era algo aspiracional. Pero esa niña, al llegar a los 70, empezó a liberarse de ese papel que habían creado para ella. Esa evolución casó muy bien con lo que les estaba pasando a esas jóvenes que se incorporaban a una nueva forma de construir la identidad en una sociedad en la que las mujeres ya eran de “pleno derecho” con respecto a los hombres. Esa Transición, que no se ha contado con perspectiva de género, fue muy importante para las mujeres porque por primera vez legalmente se consideró a las mujeres al mismo nivel de los hombres. Pepa Flores representa ese cambio muy bien, lo que hace que cualquiera se puede sentir identificado con ella.
Esa niña que era la imagen de la felicidad, ¿realmente lo fue tanto?
La imagen sí. Ella tenía un talento artístico y una naturalidad que poca gente maneja. Pero para construir a Marisol se tuvo que acoplar a la niña de carne y hueso al personaje. Una niña que no descansaba: hacía películas, musicales, revistas… hoy hablaríamos de explotación infantil sin ninguna duda.
Como dice Amaia en el documental, ¿hoy no podría darse una figura así?
Esto lo muestra muy bien su mirada. Es inimaginable que a día de hoy una artista viviera en la casa de su productor y que estuviera a su servicio 24 horas/7días a la semana. En cuanto a derechos infantiles creo que hemos avanzado mucho.
Esa imagen que mostraba Marisol fue utilizada también por el Franquismo para blanquearse
Durante la época Franquista se creó mucho material cultural que hablaba de los padres a los niños. Pero la figura de Marisol no hablaba solo a los peques de la familia, sino a la familia entera. Era un personaje poco agresivo, que entraba muy bien y que representaba la modernidad, pero la que se entendía como buena en ese tiempo. Es decir, era el modelo femenino que mostraba el rol de mujer que se tenía que casar, cuidar a su marido, hijos… No solo Marisol, si ves a cualquier artista femenina de esa época seguro que tiene su reportaje de revista ejerciendo de perfecta ama de casa.
Sin embargo, llegó un momento en el que decidió romper con su pasado
La historia de Pepa Flores va tan a la par de la de España que es inevitable juntarlas. Es un icono colectivo. En los 70, cuando empieza a querer separarse del traje que le habían hecho, toma decisiones muy valientes. Visto hoy en día quizá no, pero en su época sí. Tanto que le supuso ponerse en primera línea y recibir muchas críticas.
¿Cómo fue esa Pepa que vino después?
Para mí, desde ese momento tiene dos caminos a los que no renuncia nunca. Uno es el de la libertad: ella quiere sentirse libre en sus decisiones personales y profesionales. Y el otro es el orgullo de clase. Una vez que deja atrás a Marisol, va a la búsqueda de recuperar a la Pepita Flores que dejó en Málaga a los nueve años. Y la prueba es que a día de hoy vive allí. Han sido dos caminos que le han marcado por dónde ir.
Es curioso porque ese cambio se produce también con el cambio de voz
Es como si fueran dos caras de una misma moneda. La voz acompaña al relato. De repente no es solo lo que hice en las entrevistas o cómo canta, sino que también cambia su voz. Las canciones están más pegadas a la tierra y colabora con Serrat o con Aute. Cuando hablamos de Pepa Flores la construimos desde un mito, pero si ves el contexto de toda su historia, cómo evoluciona el personaje y cómo acompaña a la historia de España, te das cuenta de que es un mito nacional.
Ese cambio fue tomado por muchos como una traición. En ese momento la prensa y parte de la sociedad se mostró en su contra
Cuando se muestra más dueña de su carrera, cuando deja a la niña atrás, mucha gente no se lo perdona. También el ser una mujer separada, que tiene una nueva pareja y el irse al otro lado ideológicamente. Además, había mucho de qué se iba a quejar, si lo había tenido todo y que ya podía estar agradecida. Pero es que detrás había otra historia mucho más triste. Pero sí que hubo una parte de la sociedad que necesitó más tiempo para entender a la mujer que había detrás de Marisol.
Dices irse al otro lado ideológicamente. Ella fue muy afín al comunismo e incluso Fidel Castro fue su padrino en la boda
Yo reivindico mucho a la Pepa Flores feminista, pero es que en esos años el feminismo tenía mucho de lucha de clases. Si hay algo que vertebra su vida es su orgullo de clase, lo que conecta muy bien con el comunismo. Su sueño habría sido la utopía de una sociedad sin clases. Por eso ella representa tan bien la llegada de la democracia: es esa bisagra que al principio de su historia es más cercana al franquismo y luego la otra parte, en la que Fidel Castro es su padrino. Eso hace de ella que sea un personaje fascinante.
Un cambio que también se ve en su lado feminista. Al inicio de su carrera habla en las revistas de que tenía que ser una mujer para su marido y después, totalmente diferentes
Es el contraste en ella, pero también de las mujeres de su época. A muchas mujeres les remueve mucho este documental. Es la historia de Pepa Flores, pero también la suya. Han sido espectadoras de todos esos cambios y los han vivido con ella. Cuántas mujeres no han tenido más opción que ser amantes, madres y esposas y según va evolucionando la historia, llega el feminismo, esas mujeres consiguen la igualdad. Al menos a nivel legal. Justo en ese momento aparece el disco de ‘Galería de perpetuas’, que tú lo oyes y te preguntas si ella fue Marisol. Es un viaje increíble por la historia reciente de las mujeres de este país.
O la miniserie ‘Proceso a María Pinea’
Las primeras decisiones de su vida fueron tomadas por su productor Manuel Goyanes, quien se encargó de que hubiera ecos entre la vida real y la ficción. Casi borraron a la niña de carne y hueso. Pero cuando se separa de él solo quiere hacer papeles con la historia que quiere contar. Por lo que vuelve a esa especie de espejo entre las actuaciones y las decisiones que toma. Sus obras van en progresión a sus cambios.
Suscríbete a la newsletter de Divinity y recibirás toda la información de celebrities y corazón cada semana en tu mail.