Hace dos semanas que María Castro anunciaba a sus seguidores del universo 2.0 que en 2024 su familia cumpliría un sueño: ser numerosa. La actriz desvelaba que estaba embarazada por tercera vez junto a una imagen de lo más emotiva con su marido y sus dos hijas, Maia y Olivia, de siete y tres años respectivamente. Sin embargo, no todo es color de rosas para la intérprete ya que, después de dar la buena nueva, explicó que padecía una mutación genética que ponía en riesgo su gestación.
Como le ocurre a muchas mujeres en su estado, la gallega ha dicho que ha tenido todo tipo de síntomas durante el primer trimestre de embarazo "fue muy duro en cuanto a náuseas": "Como tampoco lo dices públicamente por si pasa cualquier cosa y estás trabajando igual. Estaba dando el pecho y no podía tomar nada para las náuseas, así que me lo comí a pelo", ha comenzado diciendo.
De 16 semanas (tres meses y medio), la protagonista de 'Sin Tetas No Hay Paraíso' ha asegurado que este segundo trimestre lo está afrontando mejor ya que "empieza la parte más dulce" y que ha vuelto a tener "su energía habitual", tal y como suele mostrar casi siempre. Pero, ¿está verdaderamente preparada para ser uno más en casa? En muchas ocasiones la actriz ha hablado alto y claro sobre la conciliación, un asunto del que se ha querido pronunciar con la llegada de su tercer hijo y ha aclarado cómo se organizarán en casa.
"Escucho un poco de todo. Oigo que con tres te faltan manos, luego que con dos te ata y con tres, te liberas. No lo sé, iremos viendo el día a día. Cuando ya tenga que viajar y trabajar... Cada semana es una aventura en mi casa. Hacemos una agenda, hablamos con los abuelos y entre todos nos organizamos", ha explicado. No cabe duda que la actriz sigue la teoría de Carpe Diem.
Finalmente, ha dejado claro que ha sido un bebé muy deseado tanto para ella como para sus hijas Maia, de siete años, y Olivia, de tres, que están deseando ejercer de hermanas mayores: "Un niño es una alegría si nace de una situación deseada y del amor. Las hermanas están que se mueren de locas. No paran de tocarme la barriga, de echarme cremas. Muy pendientes de mí y con ganas de verle la carita".