Rafael Hugo Fernández Silva, natural del madrileño barrio de San Blas, siempre tuvo claro que quería ser actor. Cuenta que estudió electricidad únicamente porque el instituto de FP estaba muy cerca de casa. Se inició en el mundo laboral trabajando de ello, pero con lo que realmente soñaba era con dedicarse al espectáculo. "Me colaba en todos los rodajes que veía. Una vez me salió una figuración en 'Crónicas marcianas' y monté un show en el trabajo para que me dieran la baja. Mi jefe me vio en la tele, no se lo tomó nada bien y dejé el trabajo de electricista". Y fue entonces cuando lo dejó todo para formarse y dedicarse a lo que le apasionaba. Tomando así la decisión más acertada de su vida.
En la televisión, tras su participación por la histórica ‘Al salir de clase’, tuvo un pequeño papel en ‘El Comisario’ y coprotagonizó ‘Paco y Veva’. Sin embargo su carrera se lanzó al estrellato al interpretar a Lucas en ‘Los hombres de Paco’. El actor reconoce que al principio no fue capaz de gestionar la fama. Que cuando veía que su cara estaba semana tras semana en los kioscos se cabreaba.
“Me empeñaba en que yo no tenía nada que ver con eso”, contaba en una entrevista para El País. Una abrumadora popularidad por la que no podía salir a la calle sin que “la gente se volviese loca”. Quizá por este motivo, vista la cara B de ser un personaje popular, optase por blindar su vida privada. No fue hasta este mismo año cuando fuimos conocedores de la enfermedad que padece desde niño.
“¿Has sufrido una cosa que se llama el duermevela?”, le preguntaba Pablo Motos en una de sus últimas entrevistas. “Sí, ahora ya menos, pero lo he sufrido toda la vida”, revelaba el madrileño, que le corregía explicando que no es que padezca “el duermevela, ya que es un estado por el que pasamos todos cuando dormimos”, sino que él se queda anclado a “medio camino del sueño”.
Pese a permanecer dormido y con los ojos totalmente cerrados, su mente cree que continúa despierto. Por este mismo motivo, comienza a mezclar ambas realidades y contempla sombras y figuras en la habitación que no corresponden a la realidad. Es más, reconoce haber llegado a ver incluso perros correteando por su dormitorio. “Le pasa a mucha gente, se pasa un mal rato. Tengo una amiga que lo controla y decide viajar en su sueño. No son cosas de mal rollo, pero agobia mucho”, confesaba Hugo, que en la actualidad se enfrenta a ello con más tranquilidad al ser capaz de identificarlo: “Últimamente no me pasa o me pasa muy poco. Además, lo reconozco enseguida”.