Ha definido '30', su esperadísimo cuarto álbum después de seis años sin lanzar nueva música, como una forma de contarle a su hijo Angelo por qué decidió divorciarse de su padre. Y todo lo que esto trajo consigo. Después de desaparecer del mapa, estas semanas previas a escuchar las doce nuevas canciones que conforman su último trabajo musical han sido una forma de adelantarnos vía entrevistas lo que ahora narra con melodía. Una tanda de preguntas y respuestas en las que hemos podido conocer a la Adele persona, a la que optó por quitarse del medio para reconstruirse emocionalmente en plena ola de éxito, a la que quiso poner a su familia y a sí misma por delante de su carrera. Y las conclusiones de este intenso proceso las encontramos resumidas en la charla que la artista ha mantenido con Zane Lowe para Apple Music y que puedes ver dándole al play a la apertura de esta noticia.
El hecho de sentirse culpable por romper esa "estructura" a la que tanto ella como su ex, Simon Konecki, definieron como "familia" llegó cuando un día su hijo de nueve años le espetó "muy elocuentemente" que era "como un fantasma" porque, aunque estaba presente en la vida real, no estaba realmente junto a él a nivel emocional. Fue entonces cuando se cumplió uno de sus mayores miedos: "¿Qué pasa si me odia para siempre?" Su intención fue dejarle claro que la decisión fue suya, no de su padre, pero enseguida supo que enterlo era una tarea demasiada complicada para un niño. De ahí nació su canción 'Mi Little Love'.
"Mientras la escribía, recuerdo pensar en cualquier niño que haya pasado por un divorcio (...) Pensé en todos ellos, porque mi divorcio humanizó a mis padres para mí. Escribir esa canción me hizo superar las cosas que mis propios padres hicieron o dejaron de hacer por mí", expresa Adele en esta entrevista, donde narra cómo se dio cuenta de que la crianza es algo "jodidamente difícil" sobre la que hay demasiadas expectativas, entonando un directo mea culpa por no haber realizado un "muy buen trabajo" en el que considera que ha sido el "momento más terrible de su vida".
Sin embargo, a la vez que existía la Adele madre, también estaba presente la Adele pareja. Esa que después de más de casi una década sin estar soltera se enfrentaba por primera vez a una situación totalmente desconocida para ella: el divorcio. "Me enfadé mucho después de dejar mi matrimonio", ha asumido en esta sincera charla con Zane Lowe, amigo de la ya expareja. La británica jamás había tenido discusiones con ninguno de sus novios, ha reconocido, y para ella fue un mundo ser testigo de cómo su matrimonio se rompía con tantas complicaciones después de una relación "tranquila" en la que nunca se habían producido "gritos" y los problemas se solucionaban al instante.
"Eso me asustaba, pensaba: 'Sí, puedo pelear y si necesito pelear, pelearé. Pero yo no comienzo discusiones, no grito y pierdo la voz y cosas así'. Una vez que me di cuenta de que eso podía pasar todo realmente comenzó a cambiar", ha contado, confesando que no se llegó a reconocer en esta compleja etapa que terminó en acuerdo millonario, con 160 millones de euros de por medio y una custodia compartida a la que llegaron después de meses de diálogo.