Es la pregunta más repetida en redes sociales en esta última semana: "¿Qué le ha pasado a Sofía Ellar?" Todo empezó con un par de tweets a principios de este mismo mes: “Me voy a hacer un piercing y me voy a cortar el pelo”. Aunque la cantante advertía así que se avecinaban “cambios” en su imagen, sus seguidores no podían evitar sorprenderse al ver su inesperada transformación física. Y la artista, consciente del impacto mediático de su decisión, desvelaba en exclusiva a nuestra web los motivos de este nuevo look: pelo negro, melena recta y piercing en el labio.
“¿A qué se debe este cambio tan radical?”, le preguntábamos directamente en el photocall de la gala de LOS 40 Music Awards. “A que los cambios a veces son necesarios y los tenemos que ejercer, y yo he tenido que dar el paso”, replicaba la artista tal y como puedes ver en el vídeo situado sobre este párrafo.
Sofía desarrollaba más tarde a la revista ‘¡Hola!’ que este ‘alter ego’, llamado Mademoiselle Madame, es un personaje creado con mimo durante la pandemia para que su público notase que algo estaba ocurriendo: “Para eso, he tenido que cambiar de arriba abajo toda mi esencia y naturalidad en un proceso lento y progresivo de actitud, esencia, cambio de look y valores”. En definitiva, una exitosa estrategia de marketing, urdida junto a su psicóloga Silvia Congost, para promocionar su nuevo proyecto: “Ella es un ser que está perdido y ha caído en el abismo dejándose llevar por malas influencias: incapaz de pedir ayuda para salir de los baches que todos tenemos, y es por eso por lo que todos somos Madame”.
Este miércoles 17 de noviembre, en los cines Callao de Madrid, Sofía reunía a amigos y seguidores para la presentación de ‘Libre’, su próximo disco. La expectación era máxima. Hasta allí se desplazaban compañeros de profesión como Roi Méndez o Guillermo Bárcenas y actores e influencers como Estela Grande, Aless Gibaja o Carlota Weber. Nadie quería perderse este evento.
Una vez en el interior, todas las incógnitas generadas en estos últimos días eran despejadas. Silvia Congost, su psicóloga, aparecía en escena para desmontar a la ‘nueva’ y arrogante Sofía: “¿Te dan seguridad esas capas de pintura, ese maquillaje, todos esos filtros que pones últimamente en tus publicaciones de Instagram? ¿Dónde está ‘esa niña cansada de oficinas que se busca la vida cantando esta canción’? […] ¿No eras esa niña? ¿Qué ha pasado? ¿No eras tú ese ‘amor sin maquillar’? ¿Dónde están tus colores? Con tus canciones pintabas de arcoíris nuestras vidas ¿Qué ha pasado contigo? ¿Dónde estás?”, era parte del discurso que desmontaba y liberaba a la cantante, que se retiraba la peluca negra, el intenso maquillaje y el piercing de su boca para traer de vuelta a la Ellar de siempre.
Con su regreso, se desvelaba que la creación de este personaje había sido un experimento social que llevaban meses fraguando bajo el lema de que “el arte es libre” y con la premisa de que todos tenemos vía libre para hacer, en todos los aspectos de la vida, los cambios que deseemos. “Cuando vemos a una persona perdida, lo primero que hacemos es juzgar en lugar de mirarnos a nosotros o plantear qué le está ocurriendo a esa persona o por qué se ha transformado, criticamos, dejamos de seguir a esa persona en redes porque no encajan en el modelo social, pues en lugar de juzgar deberíamos ponernos delante de esa persona desde la bondad”, señalaban. “Ahora vuelvo a ser yo, y soy libre”, agradecía emocionada.