Él se ha ganado a base de esfuerzo y buen hacer ser uno de los rostros más queridos de la pequeña pantalla. Ella, pese a ser menos conocida para la audiencia, tiene también una larga trayectoria en la pequeña pantalla, pero en su caso detrás de las cámaras. Ion Aramendi, María Amores y sus dos hijos forman lo que a él le gusta llamar “el equipo”. Una familia muy unida que está a punto de dar la bienvenida a su quinto componente: una niña llamada Marieta que llega a la vida del matrimonio “por sorpresa”, cuando menos lo esperaban.
El hecho de que no fuese premeditado este embarazo ha sido expresado tanto por Ion como por María, que hablaba hace unas semanas de la sensación de convertirse en madre pasados los 40. Para Amores vivir este proceso de crear vida a su edad "es el mejor elixir de juventud". Y por motivo del Día de la Madre ahondaba en esta idea en un post de Instagram.
“Me enfrentó a una tercera maternidad a los casi 45 años con mucha ilusión aun sabiendo que me haré vieja con niños en casa”, reflexionaba la periodista, que ahora, en su semana 34 de embarazo, ha vuelto a tratar el tema en público, exponiendo la mezcla de emociones que tiene en los últimos días de su avanzada gestación.
“Los días son largos, los años cortos. Yo ahora empiezo de cero. Es una mezcla de pereza total y entusiasmo desmedido. Según me da el aire”, se sinceraba Amores, que ha posado desde el interior de una piscina, mostrando a través de un plano picado la inmensidad de su barriga. “No lo podías definir mejor”, le mandaban “ánimo y fuerza” sus seguidores, que entendían a la perfección su postura: “la maternidad por sorpresa a los 45 es lo que tiene”.
María no es la única que está viviendo esta recta final con un punto extra de intensidad. Su marido, que se encuentra en su momento profesional desde que fichó por Mediaset España, también compartía con sus seguidores una reflexión con enjundia en la que recordaba su pasado y lo comparaba con su felicidad del presente. Esa de la que forman parte su chica, sus hijos y, muy pronto, Marieta”.
"A mi yo de los 14 años le diría que los miedos, las incertidumbres, los nervios, las derrotas y los malos momentos son siempre pasajeros, que tarde o temprano pasan, que hay que vivirlos como vienen, pasándolo mal, y que hay que afrontarlos de cara, pero también le diría que los buenos momentos, las risas, las victorias, los abrazos y los besos también son pasajeros, y que hay que exprimirlos porque siempre pasan”, asume que ahora le toca inculcarle esta filosofía a sus predecesores: “ojalá sean tan felices como he sido yo”.