Si hay algo de lo que se ha mostrado orgulloso siempre Alejandro Sanz, infinitamente más que de sus logros profesionales, es de su familia. Sus cuatro tesoros son su razón de ser y, después de que la pandemia le impidiera disfrutar de ellos tanto como le hubiese deseado, valora aún más el tiempo que comparte junto a ellos. Manuela, Alexander, Dylan y Alma son los grandes pilares de su vida y, cada vez que se le presenta la ocasión, presume de ellos en sus redes. El 12 de julio es un día muy especial para el artista. ¿El motivo? Es el cumpleaños del pequeño de la casa.
El niño, fruto de su relación con Raquel Perera, sopla este martes las velas de su décimo cumpleaños y su padre le ha dedicado una bonita reflexión en su cuenta de Instagram. “El superpoder de los niños, es el de crecer. La suerte de los padres poder verlo. Mi orgullo de padre supera los límites. Dylan, conquistador de corazones y embajador del mío”, ha escrito muy emocionado el intérprete de ‘Corazón partío’.
Sanz ha sacado del baúl de los recuerdos varias imágenes inéditas de esta última década: el cumpleañero disfrazado de Superman, en sus primeras horas de vida, pasándoselo en grande con sus hermanos e incluso haciendo deporte en el gimnasio junto a su padre, que se le cae la baba cuando habla de él.
Varios rostros conocidos, al igual que su legión de fans, han aprovechado este post para desearle lo mejor en este día al protagonista de nuestra noticia. “Es un mini tú. ¡Feliz cumple!”, se quedaba Luis Rollán en shock con el gran parecido que guardan. “¡¡¡Felicidades, capitán tapón!!! No puedes negar que son hijos tuyos, son calcaditos”, estaban de acuerdo con la apreciación del periodista. “Pa’ comérselo”, aseguraba la actriz Belén López. “Qué guapo y gracioso es. Me encanta cuando los veo a todos juntos”, se emocionaban al ver a los cuatros hermanos tan unidos.
Dylan también ha servido de inspiración para Sanz, de hecho, es el protagonista de una de sus canciones más conocidas, ‘Capitán tapón’, uno de los temas de su disco ‘Sirope’, donde podemos escuchar al pequeño, que por entonces tenía tan solo 4 añitos, diciendo con su vocecita el título de la canción que le dedicaba su progenitor. Un niño que podría seguir los pasos de su padre y convertirse en un gran artista nacional e internacional.