Adriana Lastra ha dimitido de su cargo como vicepresidenta general del PSOE. En un comunicado oficial explicaba que el motivo era el necesario reposo que le piden los médicos ante su avanzado estado de gestación, probablemente de riesgo. Un embarazo que no se había filtrado a la prensa hasta hoy y que habría provocado un tsunami en lo personal que ha tenido consecuencias directas en lo profesional.
"Se han producido cambios importantes en mi vida privada que me exigen tranquilidad y reposo y que, en las dos últimas semanas, me han obligado a tomar una baja laboral que se va a prolongar aún un tiempo", aseguraba.
"Ante la dificultad de compaginar las exigencias de reposo y cuidados, imprescindibles en mi situación actual, con la intensidad que exige la dirección del Partido, he presentado mi dimisión como Vicesecretaría General", añadía. Tras estas palabras, las reacciones, y los que aseguran que el embarazo podría ser una excusa para ocultar las diferencias políticas con el gobierno y con Pedro Sánchez.
No sabemos ni podemos saber los motivos reales de su renuncia. Lo que es seguro es que esta asturiana de 41 años pasará los próximos meses más cerca si cabe de su familia y de su entorno más íntimo. Un círculo del que tampoco se conoce mucho dada la firme intención de Lastra de mantenerles alejado del foco.
A pesar de su primerísima primera línea política, sus esfuerzos por blindar lo que ocurre dentro de su casa han surtido efecto. La identidad de su pareja, por el momento, es un misterio. Aunque algunos medios aseguran que su estado civil es 'casada', la única ocasión en la que Adriana ha mencionado a su compañero de vida fue con motivo de la pandemia.
En aquellas complejas navidades de 2020 donde ninguno sabíamos si podríamos compartir mesa con los nuestros, la mano derecha de Sánchez compartió en un programa de televisión sus planes de desplazarse hasta Asturias, su "casa", para pasar estos días tan señalados con los suyos.
"La Navidad la voy a pasar en mi casa, con mi pareja, al que no veo desde hace tres o cuatro meses, desde principios de septiembre", aseguró, informando con esta frase de que, al menos en esa época, su relación tuvo que ser a distancia.
Decir que es asturiana (y sobre todo, reivindicarlo) es algo con lo que Adriana Lastra nunca ha tenido problema. Tampoco con hablar o poner cara a su familia de sangre. Hija de taxista y de peluquera (se dice que su madre peinaba a Menchu Álvarez del Valle, vecina de la familia y abuela de la reina Letizia), la que fue portavoz en el Congreso de los Diputados nació y creció en Ribadesella.
Allí echaron raíces sus hermanas, que son cuatro, de las que ella era "la del medio", rol complicado en familias tan numerosas como la suya. Mientras ella descubría en la política su futuro, convirtiéndose en militante en el PSOE con 18 años recién cumplidos y accediendo pocos meses más tarde al puesto de secretaria general de las Juventudes de Ribadesella, el resto de "las Lastra" montaron una panadería en la que ella alguna vez echó una mano.
Esto, el haber tenido una dilatada carrera política (y no fuera de ella), es una losa con la que ha tenido que cargar desde que el gobierno de Sánchez, que la ha calificado de "socialista ejemplar" con su 'hasta pronto' mediático, la puso en el mapa.
Esta "foto tan preciosa con papá" tiene mucho significado para Adriana Lastra. La exvicepresidenta del gobierno se quedó huérfana de padre en 2019, poco antes de su gran salto profesional.
Gracias a sus hermanas desarrolló su pasión por los niños. Sus sobrinos, a los que hemos visto en más de una ocasión en su feed de Instagram, la convirtieron en tía mucho antes de su estreno en la maternidad, que está previsto para dentro de unos meses.
Aquí podemos verles posando con Adriana hace una década. Sin embargo, el tener "más arrugas" y ver cómo esos niños a los que vio crecer y que ahora son adolescentes, algunos de ellos adultos ya, no ha sido problema para mantener una relación estrecha. "Nos seguimos queriendo tanto como entonces", manifestaba en este tierno post.
Quizá con el que más vínculo tiene sea con Stephan, de 19 "añazos", al que también le separa la dichosa distancia provocada por la pandemia y esa política que tan ocupada la ha tenido estos intensos dos últimos años.
Por mucho que rasquemos, poco más se puede desentrañar de su vida personal. Además de su afición por el 'heavy metal' o su gusto por la saga 'Star Wars', algo muy de su generación, lo único que podemos confirmar es que cuenta con estrechas amistades en el mundo intelectual, entre ellos la periodista Maruja Torres o el doctor Carlos Jarne, con los que posa en esta publicación.
A falta de saber la identidad de su pareja, no podemos dejar escapar a su mascota, una gata a la que adoptó y que, en palabras de Lastra, es "la reina de la casa". ¿Seguirá siéndolo cuando nazca ese bebé que está en camino?