Un 1 de febrero, Pablo Casado presentaba a sus hijos como "el mejor regalo de cumpleaños" que habría imaginado para celebrar sus 41. Con esta frase hacía referencia a Pablo y Paloma, los dos niños que comparte con la psicóloga Isabel Torres Orts, con los que posaba en primerísimo primer plano en la que es la última publicación vinculada con su vida personal que encontramos en su tablón de Instagram. Pocos días después se produjo el terremoto.
El hecho de que la cúpula del PP investigase a Isabel Díaz Ayuso por haber contratado a su hermano Tomás a dedo al principio de la pandemia dinamitaba la organización de la que sigue siendo presidente pocos días después de aquel martes de paz y tranquilidad en el que Casado soplaba las velas con los suyos.
Se habló de un ataque "cruel" por su parte hacia la presidenta de la Comunidad de Madrid, con la que siempre había asegurado haber mantenido una estrecha amistad. Se buscaron responsables, y Teodoro García Egea, secretario general del partido, fue la primera cabeza visible en dimitir.
Ahora parece que, justo un mes después de este retrato de felicidad familiar, este 1 de marzo le ha llegado el turno a Pablo, que en la Junta Directiva Nacional del PP se ha despedido de sus colegas con un discurso en el que ha pedido perdón por "todo lo que haya hecho mal" y en el que ha mantenido que no "merecía" una salida en estas circunstancias.
Pero después de cuatro años en la primera línea política, postulándose desde la oposición para convertirse sin éxito en el próximo presidente del Gobierno, Casado podrá disfrutar al fin de ese tiempo perdido con Pablo y Paloma, que en ocasiones extrañaron a su padre en esas intensas campañas con las que, como ha dicho esta mañana, se recorrió "hasta diez veces España de punta a punta".
Al igual que Isabel Torres Orts, a la que conoció en la universidad y con la que lleva "media vida", sus hijos también han cobrado un papel clave en la faceta más pública del que ha sido hasta ahora el líder de la oposición.
Basta con hacer scroll en su feed de Instagram para conocer al Pablo Casado padre, el que se los lleva de escapada de fin de semana a Girona, Torrenueva o Elche, ciudad natal de su mujer.
También al que les animó a formar parte de ese #YoMeQuedoEnCasa con el que se apoyó a los sanitarios durante la pandemia, el que les llevó a visitar el Museo Guggenheim de Bilbao o el que les incentivó lo bueno del deporte con un domingo en la escuela de pilotos de Torrejón.
Como buen político, dar buena imagen siempre ha sido crucial, y qué mejor que este tipo de instantáneas para humanizarle fuera del Congreso.
Pero si hubo un suceso que nos hizo conocer al Casado más personal fue cuando narró el complicado nacimiento de su hijo menor el 16 de marzo de 2014. Pablo Junior llegaba al mundo mucho antes de lo previsto, en la semana 25 de gestación. El pequeño tuvo que estar ingresado durante cuatro meses hasta que los profesionales médicos consideraron que su estado era el correcto. Una durísima experiencia que su madre contó en una carta abierta en su Instagram.
En ella, Isabel reconocía como ese bebé de cinco meses y 700 gramos se "agarró a la vida" para llenar la suya. Una demostración de lo "valientes" que son los niños como Pablo, a los que definió como "incansables guerreros" y ejemplo de "lucha y de superación". "Las grandes batallas a las que se enfrentan esos cuerpos minúsculos marcarán para siempre ese espíritu de superhéroes", reivindicó.
A modo de promesa, para dar gracias a Dios de que su hijo había salido con vida de aquello, Casado y su mujer demostraron su fe católica peregrinando a Santiago de Compostela. Un viaje que repitieron este verano, cuatro años después, esta vez con el pequeño. "Es emocionante volver hoy con él por estos bosques a ver al Apóstol en este Xacobeo tan importante para Galicia, España y Europa", expresaban.