La idílica historia de amor de Tamara Falcó e Íñigo Onieva llegó a su fin tras la filtración de una grabación en la que se veía al empresario besándose con una mujer que no era su prometida. Tres meses después de su polémica separación, la marquesa de Griñón, de 41 años, afirma encontrarse en su mejor momento y asegura que la maternidad no es una prioridad para ella.
La aristócrata, en la presentación de su nueva colección con Pedro del Hierro y la cápsula de Navidad TFP, explicaba a la prensa que no está preocupada por no haber sido madre aún y exponía su condición para dar este importante paso: “Lo he dicho muchas veces. Me encantan los niños, pero creo que son fruto del amor. Es una cosa que me gustaría compartir con alguien y vivir en pareja”, reiteraba una vez más que “sola no tendría hijos”, ya que no “siento la suficiente necesidad de hacerlo”.
Una postura que ha apoyado públicamente su madre, Isabel Preysler, que se dejaba caer en la ostentosa fiesta que Moët & Chandon Effervescence celebraba este miércoles en el madrileño Palacio de Cibeles. Allí, bastante clara con los reporteros que cubrían el acto, aseveró que le parece “estupendo” que su hija, a quien ha visto "sufrir" con su ruptura, no quiera ser madre soltera: “Siempre apoyo las decisiones de mis hijos, y esa en concreto me parece muy sensata y correcta”.
Junto a Tamara y el resto de sus hijos disfrutará una vez más de las festividades que están a la vuelta de la esquina. "Si no puedo estar con todos en Navidad, estaré inmediatamente después. El año pasado estuvimos juntos y este año tenemos que dividir un poquito porque tienen que estar con las otras familias", puntualizaba antes de exponer lo que más disfruta en estas fechas tan especiales: "Ser abuela es una cosa que es totalmente diferente a todo lo que he podido sentir. Tengo una suerte increíble".
También quiso dedicar unas palabras a su pareja, Mario Vargas Llosa, al que considera "mi máximo apoyo", en esta intervención, donde descartó la posibilidad de formalizar su relación en un futuro. "A estas alturas no hace ninguna falta, absolutamente ninguna", fue bastante tajante Preysler. Pese a que en su momento el escritor se lo pidió, está bastante tranquila con su estado actual porque tanto su familia como la del Premio Nobel de Literatura “han aceptado bien la situación".