Pablo López se abre en cuerpo y alma cada vez que toca una de las 88 teclas de su piano, su libre compañero desde los 14 años. Sin embargo, más allá de sus temas, el artista se ha mantenido hermético respecto a algunos factores de su vida y es que, aunque en diversas ocasiones ha hecho alarde de la bonita conexión que mantiene con su madre, son pocas las veces que ha hablado sobre su padre.
A pesar de que Pablo ha definido más de una vez su infancia como “llena de arena del mar en Fuengirola, con la sencillez de la vida y sin una palabra más alta que otra”, desde muy pequeño tuvo que enfrentarse a las complejidades de la vida.
Cuando solo tenía cinco meses, su padre Alberto abandonó su casa tras su separación de Lola, la madre del cantante, lo cual provocó durante el resto de sus años una ausencia que, sin embargo, “ha sido siempre mitigada con humor”, tal y como el mismo explicó durante uno de los episodios del programa ‘Mi casa es la tuya’.
En el formato, sentado en un sofá frente a Bertín Osborne, el cantante entró en más detalle sobre lo que había supuesto para él el hecho mencionado: “Mi padre a veces estuvo y otras veces no, pero la naturalidad y la normalidad es el mayor patrimonio que tiene mi familia. De todas formas, yo no creo que mi padre quisiese hacerme daño a mí”, recalcó tras afirmar que “nunca hubo peleas en su casa”.
Si tuviese que definirle con unas cuantas palabras, el malagueño afirmó por aquel entonces de su figura paterna que era “un tío muy especial, muy inteligente y muy cariñoso a su manera”. Además, reconoció que tiene “mucho de él” y que, a día de hoy, su madre se lo recuerda a diario: “Tienes toda la cara de tu padre, hijo”. De hecho, la pasión por la música le llegó a partir de su progenitor, que cada vez que le recogía para pasar tiempo con él siempre le enseñaba nuevas canciones.
Sin embargo, Alberto falleció en el año 2014 . Ahora, cuando se cumple el décimo aniversario de su pérdida, el de 'El Patio' ha querido hacer un balance de su recuerdo y el peso que tiene a día de hoy en su vida: “Siempre digo que ahora me llevo de puta madre con él y es que, sin ser yo creyente, tengo la sensación de que está conmigo de alguna manera. Siento que estos diez años los estoy viviendo con él”.
Aunque López reconoció que “si hubiesen estado los dos habría sido mucho mejor”, siempre contó con la presencia de sus tíos y sus abuelos, de los que expresó en el programa mencionado que “lucharon por darles la mejor vida posible y les educaron para vivir con poquito pero contentos”. Tal fue la relación que desarrolló con estos últimos que más de una vez ha confesado “ser un viejo” por haberse criado entre periódicos, partidas de dominó y palillos mordidos entre dientes.
Además, siempre ha tenido al lado a su hermano, Luis, del que explicó en Icon que le ayuda a gestionar “la indecisión, el miedo, la inseguridad y la incapacidad de disfrutar el momento".
Sin embargo, el gran pilar fundamental en la vida de Pablo no es otro que su madre, la que siempre sacó las castañas del fuego y que no duda en acompañar a su hijo tanto en sus momentos cotidianos como en los más especiales, los cuales ha mostrado en diversas ocasiones en sus redes sociales.