Daniel Diges es uno de esos artistas multidisciplinares que a lo largo de su vida acumula proyectos tanto musicales como televisivos o teatrales. A pesar de tener una ajetreada vida profesional, el que fuera el representante de España en el Festival de Eurovisión 2010 sabe combinarla a la perfección con la personal, donde está casado con Alejandra Ortiz-Echagüe desde 2016, con quien además tiene dos hijos en común.
En 2008, Daniel daba la bienvenida al mundo a su primer hijo, Galileo. Posteriormente, siete años después del nacimiento del anterior, llegaba Eliot, el pequeño de los dos, quien padece autismo y al que más de una vez ha definido como su “ángel de la guarda”.
Ahora, el madrileño se ha convertido en el embajador del último episodio del programa ‘Gente Maravillosa Canarias’ que tiene como principal objetivo acabar con la discriminación de las personas que sufren el trastorno y que para la ocasión, le ha recibido con un plató teñido de azul como símbolo de la afección.
Allí, ha comenzado explicando cuáles son los signos que pueden llevar a sospechar sobre el posible diagnóstico en un niño: “Socialmente se comportan de una forma bastante diferente. No te miran igual, sobre todo no te responden igual. Tú ves a otros niños de su edad y les ves que puedes mantener una conversación con ellos, incluso con 2 años tú un niño empiezas a hablar con él y ya te responde de una manera un poco a veces lógica”.
Es por ello que, tras observar que en el caso de Eliot no ocurría lo anterior, tanto su pareja y madre del pequeño como él decidieron tomar cartas en el asunto: “Con Eliot me pasaba que se le veía que no era igual, tenía otra forma de responder, otra forma de comunicarse. Y justo ellos se venían a México, que después me contrataron allí, y antes de venirse quiso hacerle las pruebas para ver realmente qué le pasaba. Y efectivamente, le hicieron las pruebas y salió el diagnóstico que era el espectro autista”, ha confesado.
Aprovechando su visita al formato y después de sincerarse sobre el trastorno, Diges ha querido mandar un emotivo mensaje a todos los que lo padecen: “Los autistas son gente maravillosa”.
Del mismo modo, ha querido expresar su deseo de que “a partir de ahora veamos a un autista y no digamos ‘qué ser más extraño’ sino que digas ‘mira qué persona más especial, qué persona diferente pero bonita y especial’. Son personas que han venido al mundo a enseñarnos”, ha concluido.