Los Obama atraviesan uno de los momentos más duros para la familia tras haber tenido que decir adiós en las últimas horas a Marian Robinson. La madre de Michelle Obama ha fallecido a los 86 años de edad “en paz” aunque su pérdida supone un momento de desconsuelo para su círculo más cercano, que ha querido despedirse de ella de forma pública.
“Mi madre era mi roca, siempre estuvo ahí para lo que necesitase. También era lo mismo para la familia entera y tenemos el corazón roto al compartir que ha muerto”, ha escrito Michelle a través de sus redes sociales después de que Marian falleciese el viernes. En un comunicado firmado a su vez por Barack Obama, Craig y Kelly Robinson, y los hijos de todos ellos, han querido recalcar algunos de los instantes más relevantes de la vida de la que definen como madre, suegra y abuela.
De pequeña tuvo que hacer frente desde la separación de sus padres hasta el racismo que, por su color de piel, recibió su progenitor. Ya en su juventud, al finalizar sus estudios de magisterio, se enamoró de Fraser Robinson, con quien posteriormente dio la bienvenida al mundo a sus dos hijos, Craig y Michelle, a los que “transmitió la fuerza y confianza para andar hasta el colegio y fuera en el mundo por sí solos” y a quienes cada noche, tanto ella como su marido “preguntaban todo tipo de cuestiones, enseñándoles a creer en el poder y la valía de sus propias voces”.
En el mismo escrito, han querido desvelar cuál fue su postura ante las decisiones profesionales del marido de su hija: “Cuando Michelle se casó con un chico lo suficientemente loco para meterse en política, ella fue igual de alentadora. En la noche de elecciones en 2008, cuando las noticias abrieron con que Barack iba a tomar pronto el control del mundo, ella estaba ahí, sujetando su mano. Con un empujón, accedió a mudarse a la Casa Blanca porque la necesitábamos. Las chicas la necesitaban y terminó siendo nuestra roca en todo con su rol como abuela de Malia y Sasha”, ha explicado.
Sin embargo, el glamour de la residencia oficial y lugar de trabajo del presidente de los Estados Unidos no encajaba con Marian: “Enséñame cómo funciona la lavadora, diría. Y es que en vez de preferir estar con ganadores de Oscar o Nobel, optaba por pasar el tiempo arriba de las escaleras viendo una tele en una habitación con grandes ventanales que miraban al monumento de Washington”, ha señalado.
Para sus primogénitos, fue como madre “la calma y testigo imparcial de triunfos y tropiezos. Siempre abrió las puertas de casa, no importa lo lejos que hubiesen llegado, con su profundo amor”. Además, en palabras de Barack fue “la mejor suegra que alguien podría haber pedido. A veces nos burlábamos de ella diciéndole que tenía que dejar de pensar que era “una impostora” porque siempre queríamos ver más de ella, no menos”, ha sentenciado.
Aunque ahora todos lloran la pérdida de la hija de Purnell Shields y Rebecca Jumper, coinciden en que les reconforta “saber que ha vuelto con su amor Fraser. Ella le echaba de menos. Dentro de la tristeza, ha sido un regalo extraordinario su vida. Y nosotros pasaremos el resto de las nuestras intentando seguir su ejemplo”, han finalizado con su mensaje.