Si hay una figura que ha marcado la televisión en las últimas décadas, esa es Emilio Aragón. Parte de una mítica saga de artistas, a través de sus distintas facetas el hijo de Miliki ha triunfado en la pequeña pantalla pese al paso del tiempo: payaso, humorista, actor, presentador, músico, guionista, cineasta y empresario audiovisual son algunas de las facetas que el público conoce de él. Hay otra, no obstante, que ha permanecido algo más alejada del foco: la de padre de tres hijos y, en los últimos años, también abuelo. De ello ha hablado en una entrevista reciente con Uppers, revelando cuáles son sus prioridades con respecto a su familia.
Más allá de su larguísima y muy reconocida carrera profesional de casi cinco décadas, Emilio ha desarrollado una intensa trayectoria vital en lo personal, que ha sabido proteger, en cierta manera, del interés mediático. Junto a Aruca Fernández-Vega Feijoó, con quien se casó en 1983, ha tenido a sus tres hijos, Icíar, Macarena y Nacho, que este año cumplen, respectivamente, treinta y nueve, treinta y seis y treinta y dos años.
Su descendencia ha roto con la tradición artística familiar, y es el benjamín el que tiene un rol más público, debido a su labor empresarial y su vida privada junto a la influencer Bea Gimeno, con la que se casó este mes de septiembre. Por su parte, su primogénita es la única que le ha convertido en abuelo: Martín, Aruca, Teo y Cuba son los cuatro hijos de Icíar y nietos de Emilio.
Y a todas las mencionas esferas profesional se ha sumado recientemente otra que tiene que ver con los cuatro pequeños. Aragón ha publicado, de la mano de la editorial Alfaguara, 'Telmo Lobo. El misterio del capitán', una historia con un marcado carácter familiar que supone su primera incursión en la literatura infantil y juvenil, un hito que reconoce tanto él como sus nietos deseaban. Como ha explicado en la mencionada entrevista para Uppers, fueron los pequeños, de hecho, quienes se lo exigieron. "Una de mis nietas me dijo: ‘Bebo, tienes que escribir un libro", explica.
Lo cierto es que Emilio está encantado con esta nueva faceta de abuelo, admitiendo que ahora las tardes "tienen sentido" cuando está con ellos, aunque sea un rato corto. "Sentarme con ellos, que me cuenten sus historias del día, cómo lo han pasado, y hablar de lo que sea, de música, de deportes...", admite.
Todo ello teniendo en cuenta, además, un par de factores. Por un lado, que no quiere repetir episodios que se sucedieron con sus tres hijos cuando estos eran pequeños. "Hay muchas cosas de mis hijos que por mi trabajo me perdí cuando tenía 30 y 40 años, y con mis nietos no me lo quiero perder", asegura. Por otro, la propia experiencia que él vivió con los padres de sus padres: solo conoció a Asunción, su abuela materna, de la que tiene "recuerdos muy bonitos", y quiere aprovechar la "suerte" de ser un abuelo joven y poder disfrutar muchos de sus nietos.
El actor y presentador admite que en los protagonistas del libro hay "destellos" en los que sus nietos se podrán ver reflejados. Satisfecho con el resultado después de un viaje "apasionante pero duro" y de escribir tratando al niño "como un adulto", espera que los lectores extraigan del mismo valores como el compañerismo o el amor.
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