Son muchas las ocasiones en las que Fabiola Martínez ha hablado públicamente de la importancia fundamental que tienen en su vida sus dos hijos, Kike y Carlos, fruto de su matrimonio con Bertín Osborne. Nacidos, respectivamente, en 2007 y 2008, los jóvenes son actualmente dos adolescentes de dieciocho y dieciséis años, el gran motor de su vida y quienes han conseguido que la modelo venezolana experimente el "amor de verdad", en sus propias palabras. Sus progenitores les han protegido, pero en los últimos años ambos han ganado una cierta proyección pública. Martínez ha hablado recientemente de la adolescencia del benjamín y ha explicado qué decisión ha tenido que tomar en la educación de Carlos.
La comunicadora vive días importantes con la publicación de su primer libro, 'Cuando el silencio no es una opción: Lo que nunca conté', editado por Espasa y que salió ayer, 5 de febrero, a la venta, en el que ha decidido dar un paso adelante y abordar públicamente los abusos sexuales que sufrió durante su infancia, desde los cinco a los quince años, en el entorno de una familia humilde de Venezuela. Fabiola cree que por fin está lista para hablar de ello, y ayer miércoles presentó la obra en una rueda de prensa en Madrid.
En ella, Martínez quiso, por encima de todo, reivindicar la necesidad de hablar de estas cuestiones y acabar con los silencios que socialmente han predominado al respecto. En sus propias palabras, esta es una "responsabilidad de todos" y le gustaría poder seguir haciendo cosas en dar visibilidad y normalidad a hablar de estas situaciones que desgraciadamente abundan en la infancia. El mencionado acto sirvió, además, para que la modelo explorase el impacto de los abusos en su vida, y cómo esto afectó a sus relaciones de pareja o al vínculo con su familia.
Varias personas tuvieron un hueco especial en su discurso. Entre ellos, sus padres y sus dos hijos. En concreto, del pequeño habló en profundidad al respecto de cómo y cuándo le explicó que había padecido abusos de niña, tras haber hablado de ello con profesionales de la psicología. "Cuando lo hice me di cuenta de que era necesario, porque había comportamientos que él no entendía", reconocía. Fue en una ocasión especial, durante un viaje que ambos hicieron a la República Dominicana en verano. Uno de los días, en una playa, ella decidió sincerarse para evitar que le llegasen comentarios o informaciones sobre el libro que estaba preparando. "Él al principio se quedó un poco impactado, su reacción fue darme un abrazo y hacer un poco como de protector", revelaba.
Hablando de él tras la rueda de prensa, en declaraciones a los medios, Martínez confirmaba que la adolescencia de su benjamín, tema del que también ha hablado Bertín, no está siendo muy complicada. Según su madre, Carlos no es un niño "que sale y está por ahí", pero sí está en un punto "reivindicativo" y en el que "todo le parece injusto". "No es rebelde conmigo es un poco con las cosas injustas, está en ese momento de replantearse todo y cuestionar todo, y me parece estupendo", valoraba, añadiendo que la adolescencia debería ser esa etapa en la que la gente joven se cuestione todo "a lo bestia". "Son ellos los que luego van cambiando las cosas con sus actitudes", ha comentado.
Preguntada por este portal sobre si el adolescente, de dieciséis años, le había mandado algún mensaje especial en un día importante como el de la rueda de prensa, Fabiola revelaba que no lo había visto por la mañana, antes de salir de casa. Y esto tenía una explicación: "Le he quitado el móvil. Está castigado, es que dedica mucho tiempo a las redes sociales", admitía la colaboradora. En sus propias palabras, hay que poner límites y su hijo pequeño tiene que estudiar, por lo que se vio abocada a tomar dicha decisión.
"Él, durante el día está a su cole, a sus cosas. Pero luego, por la noche, se duerme tarde porque se pone 'tiquitiqui'. El tiempo pasa y luego no se quiere levantar por la mañana", confesaba entre risas. Es por eso por lo que en la mañana previa a la rueda de prensa, Fabiola decidió hacerse la dormida y dejar que su hijo resolviese cómo ir al colegio por su cuenta. "Pues resolvió, se vistió, pidió un taxi y se fue en el taxi. ¿Con qué lo ha pagado? Con su paga, con su dinero y ha resuelto, pues bueno, pues ahora cuando venga a casa, vamos a ver cómo lo comentamos esta tarde", concluía con humor.
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