Hay ocasiones en las que la fama permite ir un paso más allá. Visibilizar, lo llaman. Y eso es lo que ha conseguido Raquel del Rosario. Cantautora desde los 14, representante de España en Eurovisión, vocalista durante una década del icono pop que fue 'El sueño de Morfeo'... La trayectoria de esta canaria que ahora tiene su residencia al otro lado del charco es indiscutible. Pero desde que llegaron las redes sociales, la artista nos ha permitido conocer uno de los grandes tesoros de su intimidad (y ya de paso darnos alguna que otra lección vital).
Hablamos de Leo, su hijo mayor. Con él nos ha descubierto el significado tan importante que tiene para ella el término 'niño hada', una forma de plasmar en palabras esa esencia especial que solo transmiten los niños diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista, también conocido como TEA. Aunque siempre nos había dejado entrever que el suyo era un niño diferente, fue hace justo un año cuando decidió ponerle nombres y apellidos a su capacidad especial para pasar a convertirse, sin pretenderlo, en un referente para las familias que estén pasando por su misma situación. Siempre desde el optimismo y la buena energía.
"Leo ha venido a enseñarnos que el lenguaje del amor no entiende de palabras ni de idiomas, que existen otras formas de ver y percibir el mundo", manifestó por entonces. Para ella, ya por entonces, lo que más le costaba como madre era no poder dialogar con él de la forma que le gustaría. De ahí que cada progreso, por pequeño que sea, fuese considerado un mundo para Raquel del Rosario y su marido Pedro Castro, padre de la criatura.
En estos doce meses, cada vez que aparecía el nombre de Leo en su feed de Instagram nos llevábamos un aprendizaje. "Que difícil es a veces descifrarte, pequeño gran maestro", le dedicó por su sexto cumpleaños. Y ahora, en una especie de despedida de este verano tan atípico, la cantante de 'El sueño de Morfeo' nos ha permitido verle en acción. Lo ha hecho a través de sus stories, donde hemos visto a su hijo corretear ilusionado mientras disfruta mostrando a su madre los dibujos que ha hecho en la arena. "It`s an owl (es un búho)", se le escucha chillar de fondo en unos vídeos que reflejan a la perfección "la genialidad del autismo".