En un segundo plano y con bastante discreción, el pasado miércoles veíamos a Carmen, una de las mellizas de la baronesa, durante la firma del contrato en el Museo Thyssen. El día anterior se había encargado, junto con su hermana Sabina, de descubrir el “Mata Mua” de Gauguin, de vuelta a la capital. Esta era la primera vez que veíamos a las menores en un acto público, tal y como puedes ver en este vídeo. La primera incluso respondió alguna pregunta, asegurando que le atrae el arte y que le gustaría aprender más sobre este mundo. Su vida alejada de los focos y el origen de su paternidad ha envuelto siempre de misterio la vida de estas dos adolescentes.
“Siempre están estudiando, pero esta vez le pedí a los profesores que las dejaran venir”, explica ahora su madre, Carmen Cervera, en un reportaje para la revista ¡Hola!, donde confiesa que ambas estaban “contentas” pero preocupadas de hacer todo correctamente. “Te diré que yo tampoco estaba segura de sí me gustaba que, de repente, salieran tanto. Tienen quince años, viven en un sitio muy tranquilo y no están acostumbradas a tanta prensa”, no estaba segura de que esta fuese una buena decisión.
Las mellizas están a punto de cumplir 16 años, viven en Andorra, hablan cuatro idiomas –español, catalán, inglés y francés-, “son muy presumidas” y comparten muchas cosas, pero disfrutan de diferentes personalidades.
Carmen, por ejemplo, es “muy estudiosa, se pasa todo el día estudiando”. Desea estudiar en Harvard algún día, aunque aún no tiene claro qué camino tomar. Su madre le ha aconsejado que estudie Ciencias Económicas y Arte, “pero, de momento, lo que quiere es saber, por eso estudia tanto”.
Sabina, por su parte, es más “creativa”, le encanta “dibujar, escribir, se le da genial hacer películas cortas, a las que incluso les pone música”. Ambas tendrán la libertad de elegir hacia donde enfocar su futuro, sin ningún tipo de imposición por parte de la baronesa: “Si el día de mañana quiere dedicarse al mundo del cine como directora o lo que le guste, que lo haga, o ser dibujante, que lo hace muy bien, pues fenomenal. Cada uno tenemos nuestro camino”.
La baronesa admite que lidiar con la adolescencia de las mellizas está siendo más “difícil” de lo podría pensar. “Los chicos ya están en la cabeza, ya están pululando en verano, en el colegio, en el campus… Y luego la ropa, hace ya tres o cuatro años que no hay forma de que les pueda decir ponte esto o aquello. Eso se acabó”, asume Tita, que le gustaría que vivan a fondo sus ilusiones antes de iniciar cualquier relación: “Que sean felices, pero que primero sepan bien lo que quieran para no desperdiciar unos buenos años de su vida. Todos cometemos equivocaciones, porque somos humanos, pero me gustaría poder evitarlo”.
“Ellas salen, tienen amigas y amigos del colegio. Una vez a la semana van con el colegio a esquiar y pasan el día con sus amigos, comen en un resort… Lo pasan muy bien. Les gusta y hacen deporte. También juegan muy bien al tenis, dan clases desde que eran pequeñas. Salen a bailar. Les dejo hacer lo que les guste”, intenta ponerles las mínimas restricciones Carmen al estar “muy tranquila” por la seguridad que les proporciona Andorra.