Nos tiene acostumbrados a sus recetas, a su gracia y a su desparpajo, pero su vida íntima sigue siendo todo un misterio. Karlos Arguiñano se sentaba ayer una entrevista dejando a un lado los chistes a los que nos tiene acostumbrados para hablarnos de su familia y de dos pérdidas que marcaron su matrimonio con Maria Luisa Ameztoy.
“Ocho partos ha habido en mi casa. Los dos primeros, dos niños, se nos murieron con siete meses. Nacieron muertos. Mi mujer lloraba y lloraba, con razón. Yo la animaba: 'Tranquila, que tienes un pedazo de marido y esto lo vamos a volver a intentar las veces que haga falta”, recordaba el cocinero más famoso de la televisión, que sin duda con los años puso remedio a esta situación: “Luego vinieron otros seis y una que tengo adoptada, pues ya son siete”.
Karlos Arguiñano es la cabeza visible de una familia de siete hijos. Aunque la mayoría de la gente asocia automáticamente a Luisa con el mundo de la hostelería, a la cual se dedica de lleno en la actualidad, nació en el seno de una familia de pescadores. “Mi madre tenía una pescadería y rompió aguas allí mismo, fue a la calle Santa Marina y me parió allí”, explicaba ella en una entrevista para ‘Diario vasco’.
Con 24 años decidía pasar por el altar con el cocinero, que era vecino del pueblo contiguo, y su vida cambió por completo. La de Zarauz dejaba el legado familiar y emprendía junto a su marido, abriendo un restaurante que ha pasado por varios altibajos económicos desde su apertura. “Yo siempre he sido muy echada para adelante y nos arriesgamos. Trabajamos varios años muy duro y lo sacamos adelante. Eran los ochenta, vivíamos encima del restaurante... Eran momentos difíciles, debíamos mucho dinero pero yo siempre he dado la cara”.
Mientras la pareja peleaba y luchaba día tras día por sacar adelante este restaurante, la pareja tuvo a sus dos primeros hijos, Eneko y Zigor, que crecerían y aprenderían entre los fogones. Actualmente ambos se encuentran trabajando en Hotel KA, el establecimiento que sus padres abrieron en 1979 y que tuvo su ampliación para hospedar a turistas. El mayor de los hijos se puso a la cabeza del comedor del hostal -dirigiendo la sala y tomando los pedidos de los clientes- mientras que el segundo, Zígor, toma las riendas de la cocina del parador como chef.
Pero no han sido los únicos que han decidido enfocar su futuro en el negocio familiar. Martín, Joseba y María, otros de sus tres hijos, también forman parte en mayor o menor medida de este proyecto. "Tanto mis hermanos como yo nos fuimos incorporando gradualmente a la empresa. Se fue dando poco a poco, casi sin darnos cuenta. Porque siempre hicimos cosas en grupo, en la casa y en el trabajo", explicaba Martín en una entrevista. Él se dedica a gestionar el complejo familiar, Joseba a la repostería y María, la única hija adoptiva del matrimonio, ejerce como otra jefa de cocina. "Me siento bien, rodeada de cariño. Ellos son mi familia, son mis padres adoptivos, mis hermanos, trabajamos de igual a igual. ¿Dónde podría estar mejor?", se preguntaba en una entrevista.
Pero no todos los hermanos Arguiñano han decidido meter sus manos en el negocio culinario . Karlos Jr y Amaia preferían labrar su propio camino fuera de la hosteleria. Mientras que él trabaja y labra su futuro en el mundo del cine, ella se ha convertido en una especialista en telemetría, una disciplina que se centra en ayudar a los pilotos de motos a mejorar sus tiempos. "Mi padre dice en broma que soy la única de sus hijos que sabe leer. Es que mis otros hermanos no han hecho ninguna carrera porque les ha gustado más lo de casa, salvo uno de ellos", explicaba Amaia en ‘Diario Vasco’.