Cuando asesinaron a su padre, Juana Acosta dejó de bailar. La noticia le pilló a los 16 años, vestida y preparada para acudir a su clase de danza diaria. "Que un acto tan violento y fuerte pueda castrar una vocación me ha despertado muchas preguntas en estos últimos años". Pero ahora ha decidido darle la vuelta y convertir este acontecimiento traumático en una expresión artística. Si la covid-19 lo permite, el próximo año estrenará un espectáculo que ahondará en este suceso. Así se lo ha contado a Mara Torres en una entrevista en El Faro de la SER, donde ha rememorado su infancia en Cali, ha contado su reconciliación con sus orígenes y ha abordado la importancia en su vida del concepto de perdón.
La actriz, a la que le sorprende que muchos la descubrieran por su papel en la hipertaquillera 'Perfectos desconocidos', llegó a España hace justo 20 años. Aunque tiene un buen recuerdo de esa niñez en el barrio residencial de Pance en la que corría descalza y trepaba por los árboles de mango con las otras cuatro familias que vivían en el mismo terreno donde estaba su casa, vino a esta país "muy golpeada" por lo que sucedió después.
Su padre, "un hombre bellísimo que parecía un actor de Hollywood de los años cuarenta", era un icono para ella. Siempre perfectamente peinado y vestido, Acosta estaba acostumbrada a ver cómo "volvía locas a las mujeres, cómo entraba en un lugar y era imposible no mirarlo".
Le costó entender el shock que le produjo durante más de una década ese instante en el que se enteró de que le había perdido para siempre. Hasta que un día se le "calló la ficha" cuando otra actriz le confesó a Juana que le había sucedido exactamente lo mismo: hacer maletas desembocaba para ella en un estado de ansiedad porque cuando le notificaron la muerte del suyo estaba haciendo una.
En esta misma charla con Mara Torres, Juana Acosta también ha hablado de la importancia de aprender a perdonar. "De no haberlo hecho, no estaría aquí sentada, no podría haberme desarrollado como mujer, como artista y como madre". Según ella, no tener rencor le ayudó a enfrentarse a estas experiencias "con amor y con libertad".
"Yo he perdonado a los que asesinaron a mi padre, a los que secuestraron a mi hermano, a los que dejaron paralítico a mi tío por robarlo en la calle saliendo de un cajero, a los que mataron a la prima de mi madre con una bala perdida...", ha enumerado. Y todo ha sido un aprendizaje de que ella, como tantos otros, es "una víctima más de un país violento, un país al que amo profundamente y con el que me reconcilié".