Se ha convertido en uno de los chefs más reputados y conocidos de nuestro país tras ganarse el afecto del público por su papel como juez en un conocido programa de cocina, pero pocos conocen a fondo a Pepe Rodríguez, poseedor de una estrella Michelín gracias a su restaurante El Bohío. En las buenas y en las malas siempre ha estado su mujer y madre de tres hijos, Mariví Fernández, que apoya la carrera televisiva del cocinero desde un discretísimo segundo plano. Sobre ella y sobre María, Jesús y Manuela -sus descendientes- se ha explayado en una entrevista con la revista ¡Hola!, donde se ha sincerado sobre el impacto de su popularidad y el exceso de trabajo en su vida familiar.
El de Illescas, que compagina “el show” con la regencia de su restaurante, no ha notado que su relación se esté resistiendo por estar siete días de la semana con el delantal puesto. Su compañera de vida “lo entiende, no le queda otra”, pero eso no quita que “la procesión vaya por dentro”. Mariví es, en palabras de Pepe, una persona “maravillosa” que no comparte su pasión por los fogones. “Me gusta cocinar para los míos. Primero porque mi mujer cocina lo justo y me gusta comer bien. No soporto que lo haga ella, prefiero hacerlo yo. Así sé que los demás lo van a disfrutar”, confiesa.
Por otro lado, sus tres retoños aún “son muy pequeños” para saber si quieren seguir los pasos de su padre. Ellos todavía no se han puesto detrás de los fogones, por ahora degustan sus recetas y valoran el trabajo del chef: “Siempre me critican. Me dicen: ‘¿Solamente vas a hacer dos platos?’ Les respondo: ‘¿Pero qué queréis?”.
No solo son críticos en este aspecto, también lo son con su rol en la pequeña pantalla porque “no les gusta” su participación, aunque “lo han normalizado” ya. “Estaba escuchando el programa de Gila y hablaban varios cómicos que decían que sus hijos eran los primeros que les criticaban en casa. ‘Papá, pero si tú no tienes gracia’. En mi casa, lo mismo. Me dicen que no sé lo que ve la gente en la tele, que no les hace ni gracia. Es normal”, comprende su postura. Y es que en el colegio “les atacan mucho” por ser los ‘hijos de’ y “unos los han llevado peor y otros mejor”, pero “no se puede tener todo en la vida”.